miércoles, 30 de julio de 2008

Ceramista - Luis Solepow


CERAMISTA
Luis Solepow

Me acostumbré a mi nueva vida y comprendí los secretos del oficio. Pero un ser sobrenatural se acercó empuñando una aguja incandescente y se dedicó a hurgar y quemar mi pieza. Al cabo de un rato pareció satisfecho, pero la vasija había quedado completamente estropeada.
—¿De qué te sirve ser un dios —protesté— si tus actos son destructivos?
—Silencio, Luis Solepow. Sé que estás usurpando la identidad de Fernwright y seguramente alguna otra. ¿Qué te da derecho a recriminarme?
Busqué a Dick con la mirada y lo descubrí oculto detrás de una cortina. Movió la cabeza y guiñó un ojo; buenas señales. Busqué la palabra clave en la trama de la novela y la hallé de inmediato. La supuesta deidad se derritió como un helado de crema.

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