domingo, 27 de julio de 2008

Dura, la vida – Ricardo Germán Giorno


DURA, LA VIDA
Ricardo Germán Giorno

Por primera vez, Robotita constató que Robotito no contestaba.
Él permaneció erguido durante dos minutos, dos décimas, tres milésimas. ¡Una eternidad!
De pronto, en el medio del cuerpo, donde terminaban las piernas, a Robotito le creció una protuberancia.
—Una antena que me instaló el doctor —dijo Robotito.
—¿Y para qué sirve?
—Para ahorrar energía. Nos comunicaremos sin hablar.
Robotito acostó a Robotita. Se tendió sobre ella. La antena calzó con un sonoro “clack” entre las piernas de Robotita.
Luego de un cimbronazo, fueron cambiando. Se fusionaron hasta convertirse en un prisma de ocho caras rectangulares.
El doctor recogió el prisma.
—Por fin voy a tener audio en el deslizador —dijo.

2 comentarios:

adriana castella dijo...

muy bueno me hizo reir

Ricardo Giorno dijo...

Muchas gracias, Adriana