domingo, 31 de agosto de 2008

La verdad sobre las bacterias - Macedonio Fernández


LA VERDAD SOBRE LAS BACTERIAS
Macedonio Fernández

Quiero saber si es verdad que las bacterias nos enferman. ¿Qué ganas, qué necesidad tienen de matamos o enfermarnos? ¿Tan sabia es la naturaleza con ellas como con nosotros? No creo ni en las bacterias como causantes por sí solas de enfermedades, ni en la Sabiduría de la Naturaleza. Si el hombre enfermo les conviene a las bacterias para estar sanas, no hay por qué decir que ellas causan la enfermedad.

A la hora de la siesta – Sergio Gaut vel Hartman


A LA HORA DE LA SIESTA
Sergio Gaut vel Hartman

Cuando el padre de Max Brod despertó vio a una monstruosa cucaracha agitando las patitas.
—Considéreme un sueño, por favor —dijo el insecto con la voz de Franz Kafka. El hombre cerró los ojos, pero cuando los volvió a abrir, la cucaracha seguía allí.

Protección - Jordi Cebrián


PROTECCIÓN
Jordi Cebrián

(Homenaje a Frank Miller)

La pobre niña estaba indefensa ante los peligros y las maldades del mundo, así que sus protectores taparon sus oídos para evitar que oyera cosas terribles, que podían herirla y dañarla. Luego usaron el esparadrapo para cerrar sus ojos, y protegerla así de visiones que pudieran traumatizarla o influir negativamente en su maduración. Taparon su nariz con algodones, para que ningún olor la molestara o la incitara a pecar. Otro trozo de esparadrapo cubrió su boca, en diagonal, y una última tira formaría una cruz perfecta sobre sus labios cerrados. 'Estate tranquila, bonita. Uno más, y estarás totalmente a salvo'.

Publicado en Cien Palabras
http://cienpalabras.blogspot.com/

El silencio de las sirenas - Olga A. de Linares


EL SILENCIO DE LAS SIRENAS
Olga A. de Linares

Hace mucho que nadie oye cantar a las sirenas. Sin embargo, ellas, aunque mudas e invisibles, siguen allí. Pero no quieren regalar la belleza de su música a un siglo sin magia. Y, además, saben demasiado bien que no hacen falta sus cantos para contribuir al naufragio.

Hibiscos y picaflores - Luis Solepow


HIBISCOS Y PICAFLORES
Luis Solepow

Encontré el segundo manuscrito en Argelia, en una fortaleza que construyeron los romanos cuando ese país se llamaba Numidia. Versa sobre una muchacha obstinada que se enamoró de un ecologista inmaduro que sólo estaba interesado en los picaflores y los hibiscos. Pude ingresar a las páginas de este segundo manuscrito gracias a que tengo la conciencia limpia, nunca miento; no hay otro camino. Los picaflores y los hibiscos salieron furtivamente de su escondite y preguntaron qué había ocurrido con su sólido y misericordioso universo. Les expliqué a las desconcertadas criaturas que todos estamos enredados en las telarañas de sucesivos manuscritos, muchos de ellos compuestos en idiomas incomprensibles. Pero la muchacha también estaba buscando una salida, y machacó con un garrote a los picaflores y a los hibiscos hasta que los dejó convertidos en pulpa. No ganó el amor del ecologista, redunda decirlo.

Golem - Héctor Ranea


GOLEM
Héctor Ranea

Kafka revisaba manuscritos en la cervecería. Suplementando una pata de la mesa encontró un trozo de pergamino escrito en hebreo. Fue a lo de Boris para descifrarlo. Él llevó a Kafka hasta el entretecho de una casa en el barrio viejo.
—Acá vivió el rabino León —dijo Boris
K. vio un ataúd, dentro del cual había una estatua griega de un atleta arrojando el disco con dos manos. Lo miró a Boris, inquisitivo.
—He ahí el Golem, Kafka. El pergamino se supone que le da vida y él te obedecerá. Pero es un atleta bobo, como ves. No veo cómo puede serte útil.
K. pensó que, después de todo, podría publicar ese manuscrito del insecto. Si algunos se hicieron famosos con ese bobo…

Game over - Jorge X. Antares


GAME OVER
Jorge X. Antares

Estaba jugando al juego de simulación de sociedad en el ordenador y se estaba divirtiendo. Todo iba bien hasta que apareció un virus que dijo ser Dios y que le empezó a cambiar las reglas del juego obligándole a tomar decisiones inverosímiles. Al final perdió sin saber por qué y con un mensaje que ponía: 'Game over. Mis caminos son misteriosos' y que le dejó un resabio de frustración y amargura.

Vacaciones de infierno - Jorge Martín


VACACIONES DE INFIERNO
Jorge Martín

Los quiero con todo mi corazón, aunque hoy les dejaría comida para quince días y un guardián blindado para cuidarlos y partiría sin demora a un lugar lejano y oculto. Pero no tardarían en ubicarme con su omnisciencia tecnológica. Vienen equipados y operan con pericia cualquier tecnología aun antes de gatear. Inútil desconectar cualquier aparato, en segundos destraban los seguros y averiguan el código secreto. A mi regreso encontraría al guardián fragmentado en diminutas piezas y ni rastro de comida. Los rostros angelicales ocultan con eficacia su condición de agentes del caos y el agotamiento. Persisten en mirarnos desde abajo como si la desventaja fuera nuestra. Ellos saben que portan nuestro ADN corregido y aumentado y no veo la hora de que vuelvan al colegio.

El intuitivo - Alfonso Reyes


EL INTUITIVO
Alfonso Reyes

Dicen que en el riñon de Andalucía hubo una escuela de médicos. El maestro preguntaba:
—¿Qué hay con este enfermo, Pepillo?
—Para mí —respondía el discípulo—, que se trae una cefalalgia entre pecho y espalda que lo tiene frito.
—¿Y por qué lo dices, salado?
—Señor Maestro: porque me sale del alma.

La moneda - Eduardo Abel Gimenez


LA MONEDA 2
Eduardo Abel Gimenez

La moneda rueda por un borde de la mesa hasta llegar casi a la esquina. Gira y recorre otro borde. Vuelve a girar, tercer borde. Gira por última vez, recorre el cuarto borde y viene a caer justo en mi mano. Alrededor, la gente aplaude el truco. Pero la moneda quema, así que tengo que soltarla y aplastarla con el zapato. Luego habrá otra mancha oscura en la alfombra.

Publicado en La Mágica Web

Primera vez - Alejandro Bentivoglio


PRIMERA VEZ
Alejandro Bentivoglio

—Así que estamos solos —dijo el hombre, viendo a la mujercita. Ella asintió, sonriendo con ingenuidad. Luego él se quitó la ropa y ella se acostó en la cama. Cerró los ojos—. Voy a ser cuidadoso —dijo él, con cierta arrogancia de cazador.
Ella mantuvo sus ojos cerrados. No quería que él descubriera todos esos viejos amantes que se le agolpaban en sus ya nada virginales pupilas.

Las manzanas de las Hésperides - José Luis Zárate


LAS MANZANAS DE LAS HÉSPERIDES
José Luis Zárate

Para que robara por él las Manzanas, Hércules se comprometió a cargar el mundo.
Atlas no le dio una esfera infinita, no le llevó un cuenco cargado de océanos. Le dio una semilla y le dijo que ese era el mundo.
Hércules la tomó y sintió la vida contenida ahí, frágil y pequeña, y sintió los múltiples peligros que la acechaban, la sequía y el granizo. La semilla vibró con los mil destinos que dependían de ella, el hambre que combatiría de surgir, los pueblos y las vidas pendientes de que sobreviviera un día más; percibió cada vida como una hebra, cada hebra a punto de romperse, sintió el destino abarcarlo todo y la perenne muerte rozar las línea surgida de la semilla.
Cuando Atlas regresó pudo decirle, sinceramente, que el peso del mundo era abrumador.

Calidoscopio - Ricardo Bernal


CALIDOSCOPIO
Ricardo Bernal

La abeja reina, oculta en lo más profundo del panal, duerme un sueño de hexágonos pegajosos. Todas sus obreras salen volando hacia el sol, con las alas percudidas y un disgusto inocente que no se atreve a ser memoria. Mil abejas: nube de diminutas cornetas zumbantes, agudo aguijón de pocos decibeles que nadie escuchará en el reino de los muertos. Mil abejas, mil mandíbulas, cien mil caminos en el cielo deslumbrante. El sueño de la abeja reina es ahora un laberinto de cristales, rombos quebrándose, triángulos concientes de sí mismos: el hilo invisible que la atan con las demás abejas se rompe y todo el universo es arrojado a un precipicio. Entonces las abejas enloquecen, y allá lejos, en sus aposentos, la abeja reina muere completamente sola.

Abajo, en las sombrías oquedades donde el bosque es infierno, un océano de flores carnívoras se relame los colmillos.

El perro y el doctor - Ambrose Bierce


EL PERRO Y EL DOCTOR
Ambrose Bierce

Un Perro que había visto a un Doctor concurrir al entierro de un paciente adinerado, le dijo:
—¿Cuándo vas a desenterrarlo?
—¿Por qué habría de desenterrarlo? —preguntó el Doctor.
—Cuando yo entierro un hueso —dijo el Perro—, es con la intención de desenterrarlo posteriormente, descarnarlo y sacarle el jugo.
—Los huesos que yo entierro —dijo el Doctor—, son aquellos a los que ya nada les puedo sacar.

Visitantes de dormitorio 6 - José Vicente Ortuño


VISITANTES DE DORMITORIO 6
José Vicente Ortuño

Abrió los ojos. Una mujer vestida de sevillana con las manos en jarras lo miraba desde los pies de la cama.
—¿Quién eres tú? —preguntó irritado.
—¡Soy Lola Flores!
—¿Qué?
—¡Lola Flores! ¡Lola de España! ¡La Faraona, caramba!
—No si... quiero decir…
¡¿Y cómo me las maravillaría yo?! —cantó la folclórica haciendo molinetes con los brazos, tocando las castañuelas y dando taconazos.
—Perdone doña Lola…
—¡No me interrumpas, chiquillo!
—Perdón, ¿qué hace usted en mi dormitorio a estas horas?
—Pregúntale a mi representante, él busca los bolos y yo actúo, ¿vale?
—¡Si usted lleva muerta muchos años!
—Quillo, la vida en el más p’allá está muy achuchá y hay que currar, que luego Hacienda… —la cantaora retomó su actuación—. ¡¡Achilipú, apú, apú!!
No cerró los ojos, sino que disfrutó del espectáculo, más que nada por respeto al fantasma de La Faraona.

Escultor - Edilberto Aldán


ESCULTOR
Edilberto Aldán

Incomprendido, el buitre mira su obra con la cabeza entre los hombros levantados. Resopla con tristeza. Donde él ha puesto su talento, el mundo sólo ve carroña, jirones de carne inútil, músculos y nervios que se han de llevar el tiempo para dejar únicamente el brillo blanquísimo de un esqueleto.
Con su pico grueso y poderoso arranca lo superfluo para realizar una talla minuciosa, dibuja en cada hueso las historias que le cuenta el desierto. Levanta el vuelo y en soledad planea la saga que ha de acompañar al siguiente muerto.

Transparencia - Angela Schnoor


TRANSPARENCIA
Angela Schnoor

Al final la tecnología había alcanzado la rapidez con la que siempre había soñado. Frente a la máquina, que registraba directamente aquello que él pensaba, se aterrorizó. Era sólo imaginar, pero ahora necesitaría, con urgencia, censurar sus ideas.

Título original: Transparência
Traducción del portugués: GvH

Mariposa - Julio Torri


MARIPOSA
Julio Torri

El poeta Efrén Rebolledo, que vivió años en Oriente que hasta su nombre se transformó en el japonés de Euforén Reboreto San, nos contaba ayer de un prestidigitador que recortaba ante el público una mariposa de papel, que después hacia revolotear con ayuda de un abanico que movía con sin igual destreza. La mariposa levantaba su vuelo incierto; iba de palco en palco, sin detenerse nunca y daba la vuelta por todo el teatro, a gran distancia del juglar, que la seguía con ojos anhelantes y que agitaba sin descanso su frágil abanico de seda y de marfil.

El ranchero Gaxiola - Manuel Romero


EL RANCHERO GAXIOLA
Manuel Romero

Tres meses después de que el padre Gaxiola colgará los hábitos y se casara con Beatriz, la de Mochis, sus suegros le regalaron unos terrenos por la Brecha, que el ex cura decidió adaptar para construir un rancho. Cierto día, cuando fue a comprarle un tractor a un terrateniente de la zona, este le dijo:
—Para apartarle el tractor necesito que me deje mil pesos por adelantado.
—Oiga, no irá a pensar que me le voy a rajar del trato —dijo Gaxiola.
—Ja, si se le rajó a Dios...

El museo de ciencias naturales - Javier O. Trejo


Viajaron a La Plata con el colegio, los acompañaban los profesores de Biología. Augusto Montero llevaba una mochila un poco más grande que sus compañeros. Tenía planes.
Recorrieron todas las salas y para alivio de los profesores, los alumnos se portaron bien. Sobre la hora de cierre, Augusto de separó del grupo y se escondió en el baño. Era viernes. Los dinosaurios le fascinaban; quería llevarse una parte de recuerdo para poner en la pared de su cuarto.
Dio varias vueltas hasta que pudo sacar un cráneo de tatú carreta y lo guardó en la mochila. Se quedó dormido al lado de un esqueleto enorme que ocupaba el centro de la sala.
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
La piel verde brillante relucía bajo la luz y lo miraba fijo con las pupilas dilatadas.

El Rey Satán - Agustin Fest




No debo contarte esta historia porque él me descubriría y encerraría en sus mazmorras. Pero ¡hey!, un par de cervezas y ¿qué más da? Es el omnipresente Rey Satán, conduciendo un Cadillac rojo a toda velocidad, a veces como un chamaco lleno de barros, otras como dama de alta sociedad. Su Cadillac corre en todas las carreteras y en todos los desiertos, le silba a las nenas con su corrupto viento y ellas pierden el control. Cuando silba, los árboles arden y la gente muere. En su estéreo, le gusta escuchar la misma canción de “The Coral” todo el tiempo. Ayer llamó a mi celular y dijo: “Oye amigo, tú y yo nos vamos de viaje a buscar el sur, siempre al sur”. No entiendo por qué me quiere llevar, pero te dejo esta nota mamá… ya no me esperes, tampoco esperes tú, mi amor, voy de viaje con él y presiento que no voy a regresar.

Estudio de los extinguidos terrícolas – Daniel Frini




Lo más sorprendente de nuestra exploración del tercer planeta de una estrella a la que los nativos llamaban Sol, fue el descubrimiento de una caja de metal denominada “freezer”, según se cree. Al abrirla encontramos, congelados, lo que suponemos eran alimentos de los extinguidos terrícolas; todos en distintas bolsas, cada una con su etiqueta: bifes, cordero, pan, asado, legumbres, walt disney…

La vida es una tómbola - María Castejón


LA VIDA ES UNA TÓMBOLA
María Castejón

Pasen, acérquense amigos, acérquense a la tómbola. Hay premio seguro. Para el niño y la niña, hermosas navajas y arcos. Acérquense y cojan número: ¿qué le tocará ser, víctima o verdugo? ¿Abanico o puñal? ¿Daga o trompeta? ¿Soga o revólver? Amigos acudan a la tómbola y recojan sus regalos. Hay para todos y después ¡jueguen otra vez! ¿Quién quiere probar suerte?

Publicado en Efímero
http://www.edicionesefimeras.com/

Deseo - Idália Sebastião


DESEO
Idália Sebastião

Acuerdo por la mañana, deseo que el despertador no toque. La pereza de entregarme a un nuevo día. Deseo que hoy el tráfico no esté caótico. El malhumor de una mañana con retraso. El día es agotador, deseo que las horas pasen deprisa, pero deseo que el tiempo se estire, o no tendré tiempo para todo. A la noche, deseo el confort de mi sofá. El descanso del guerrero. Pero deseo la proximidad de un abrazo, un beso, un toque. El deseo de tu cuerpo.

Título original: Desejo
Traducción del portugués: GvH

Publicado en Minguante
http://minguante.com/

El oso polar - Manuel Moya


EL OSO POLAR
Manuel Moya

Es terrible, terrible: un oso polar viene cada noche a poseerme. Yo lo dejo hacer, lo dejo hacer de puro miedo y si hasta ahora no he gritado, ha sido para que no acabe por descuartizarme. Llevo dos años así y creo que ya no podré aguantarlo más. Un día de éstos, lo juro, pondré un cepo de osos a la entrada, pero si no funciona, te lo prometo, informaré al director, ¿me está oyendo, Padre Ignacio?

Publicado en Minguante
http://minguante.com/

Novedad - Ricardo Manzanaro


NOVEDAD
Ricardo Manzanaro

Sucedió por casualidad. Concurrieron simultáneamente varias circunstancias inusuales en la vida cotidiana de Juan. Un rato antes se habían llevado el reproductor de MagicVD, porque mañana le traían el nuevo modelo con más de 25.000 películas en su memoria. Su super-ordenador estaba bloqueado, ya que se estaba bajando 47 programas nuevos. Estaba averiado, pendiente de venir un técnico, el simulador orgásmico-masturbatorio, con sus más de 50 programas que reproducían en el cuerpo las sensaciones de una paja, un sexo oral o múltiple, o una sesión de sado-masoquismo. Se desencadenó entonces una descomunal tormenta, y se inutilizaron la televisión 3D hiperrealista con 1.500 cadenas, y el reproductor de inteligencias de acompañamiento, con sus 40 personalidades virtuales diferentes.
En aquella circunstancia, poco después, comenzó a experimentar algo sorprendente, auténticamente novedoso, diferente a todo. Juan se estaba aburriendo.

sábado, 30 de agosto de 2008

Concelebración – João Ventura


CONCELEBRACIÓN
João Ventura

—¿Es célebre?
—¡Celebérrimo! Una verdadera celebridad.
—Entonces tenemos que celebrarlo.
—Pero si ya es célebre, ¿para qué la celebración?
—Porque sólo se celebra lo que ya fue celebrizado.
(Pausa)
—Tengo una duda...
—Que no vinieran las célebres dudas. ¿De qué se trata?
—¿Cómo es que alguien se hace célebre?
Mi amigo iba a responderme cuando apareció el celebrante. Iba a comenzar la celebración, pero llegó un segundo y después un tercero. Estos celebrantes, cuando huelen celebración, son como la miel para las moscas.
Pareció que se armaría una discusión que me haría célebre, pero rápidamente se pusieron de acuerdo e hicieron una concelebración.
Y todas las celebridades presentes celebrizaron efusivamente. Y como mi amigo no me llegó a responder, continúo con mi duda...

Título original: Concelebração
Traducción del portugués: GvH

Demasiada pasión por la lectura - Sergio Gaut vel Hartman


DEMASIADA PASIÓN POR LA LECTURA
Sergio Gaut vel Hartman

No era de los que leen por matar el rato. Leía con unción, con fervor, casi con saña. Por eso no debe sorprender que los personajes de los libros que leía, excediéndose en sus atribuciones y derechos, solieran invadir su casa, beberle el licor y saquearle la heladera. Pero el verdadero problema ocurrió el día que empezó a aficionarse a la ciencia ficción y lo trágico sobrevino leyendo cierto cuento de Damon Knight, porque a los kanamitas no les interesaba el pollo frío.

Móviles - Jordi Cebrián


MÓVILES
Jordi Cebrián

Yo era de los que no creía que las ondas de los móviles pudieran afectar a la salud. Pensaba, iluso de mí, que eran exageraciones, inventos de ecologistas tecnófobos. ¡Cuan equivocado estaba! Yo, que llevo siempre mi móvil en el bolsillo interior de la chaqueta, empiezo a percibir claramente pequeñas vibraciones contra mi pecho, emanaciones radioeléctricas que recorren mi sistema nervioso, alteran mis sinapsis, y me impiden sonreír a los niños o auxiliar a los pobres. Pulsos hertzianos que avanzan por mi médula espinal hasta mi cerebro, disolviendo las neuronas y forzándome a escribir en cien palabras majaderías como ésta.

Publicado en Cien Palabras http://cienpalabras.blogspot.com/

Con sangre entra - Mónica Sánchez Escuer


CON SANGRE ENTRA
Mónica Sánchez Escuer

Sus compañeras la animan. Decidida, por fin da el salto. Como el espacio es más pequeño que ella, la ñ se desgarra toda, pierde un brazo y la tilde, hasta que logra por fin entrar en la palabra. Exhausta y feliz, la letra pronto se queda dormida.
Al día siguiente, entre sus compañeras tristes, amanece muerta debajo de una cruz de tinta.

Claves - Luis Solepow


CLAVES
Luis Solepow

Este es el secreto: hay un manuscrito escondido dentro de otro. Se puede ingresar a sus páginas a través de escotillas y bastidores giratorios, usando escaleras íntimas que conducen a entrepisos velados en los que, si uno lo desea, escucha las conversaciones que sostuvieron personas de tiempos pasados y que sostendrán personas de tiempos futuros. También hay orificios para mirar, y pasajes subterráneos que llevan a abismos sin fondo. Hay túneles, pasadizos, galerías, desfiladeros, recovecos, callejones y aberturas. Y nada más, porque el resto se lo llevó el conejo blanco que desapareció en el interior del enorme reloj de pared cuando se me ocurrió preguntar el nombre del autor de este párrafo que acabo de copiar del manuscrito.
—Soy muy afortunada —dijo la hoja cuando la doblé en cuatro y la guardé en el bolsillo del abrigo, como si fuera la carta de una amante.

Dante - Héctor Ranea


DANTE
Héctor Ranea

Conocí a Dante en Inferno. Realmente: él me encontró. Estaba en una bolgia que luego, en su infinita piedad, no describió. Virgilio nos miraba despectivamente. No quería que Dante se nos acercase. Fue maravilloso ver al poeta, luchador, viajero. Todos llorábamos imbuidos de un aire a libertad aunque luego nos costara más castigos. Pero estando Él ahí nada más importaba. Ni el barro orgánico con el que nos enchastraban ni la atmósfera nauseabunda que deglutíamos. Virgilio dijo:
—Vámonos. Esta bolgia de escritores mediocres no merece sino desprecio.
Dante se acercó a mí, preguntó por mi origen y cuando se lo dije buscó en sus ropas y me tiró unos libros en castellano diciéndome:
—Tomá, leé pibe.
Ya no sirve de mucho, pero ayuda a pasar el tiempo.

La calma que precede - Jorge X. Antares


LA CALMA QUE PRECEDE
Jorge X. Antares

Se sentó en el banco del parque y llamó a su trabajo. Le dijo a su jefe un par de verdades que le dejaron una sonrisa de niño. Después colgó y tiró el móvil mientras el hongo nuclear empezaba a formarse en el horizonte.

Asociación ilícita - Jorge Martín


ASOCIACIÓN ILÍCITA
Jorge Martín

El ciervo estaba rodeado por cazadores a la entrada de una cueva.
—No se va a meter —dijo uno. Pero entró y los tres hombres lo siguieron. El león escondido los sorprendió y se comió hasta las botas.
—Cayeron en la trampa —dijo el ciervo.
—Igual que vos —rugió el felino y de un zarpazo lo dejo tendido.
—¿Y eso por qué? —se lamentó el ciervo en su agonía—; hacíamos una buena dupla.
—Es cierto, pero te avisé que después de cenar siempre me dan ganas de algo dulce, es la edad —se disculpó el veterano león lamiéndose los bigotes.
Moraleja: Si te invitan a comer fíjate que hay de postre.

Temía que alguien de ojos rojos - Eduardo Abel Gimenez


TEMÍA QUE ALGUIEN DE OJOS ROJOS
Eduardo Abel Gimenez

Temía que alguien de ojos rojos la esperara oculto en la esquina y la asaltara en mitad de la noche. Ropa negra, silencio, poca luna. Un gesto, un golpe. Miedo a todo, pero más que nada a los ojos rojos. Tiró de la sábana hasta taparse la frente, se abrazó a sí misma, y cerró sus propios ojos rojos para tratar de dormir.
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Cementerio de elefantes - Alejandro Bentivoglio


CEMENTERIO DE ELEFANTES
Alejandro Bentivoglio

En el piso de arriba viven personas que no conozco. También en el piso de abajo. Nada me costaría inspeccionar, pero, sin embargo, la idea de la simple movilidad me estanca a este puesto de observación. ¿Qué puedo hacerles? O, ¿qué pueden hacerme? Quizás nunca lo averigüemos, quizás alguno de ellos, alguno de todos esos cuyos pasos percibo, se acerque y busque en mí lo que yo no encuentro en ellos, esa palabra en medio del vacío, ese mirarme a los ojos y descubrirnos, tal vez todos quietos, aferrados junto a la pared, pretendiendo saber qué estamos haciéndonos todos aquí, en este anónimo lugar donde reposamos diariamente.

La captura de Cancerbero - José Luis Zárate


LA CAPTURA DE CANCERBERO
José Luis Zárate

En el Hades sólo hay dolor, almas despojadas de todo. Un río enorme y reiterativo. La ceremonia de la muerte, que es la misma para cada uno. Pocas cosas rompen la rutina. Héroes dispuestos a rescatar a alguien del abismo sin saber que una vez que entras eres el abismo. Cancerbero creía que el universo era todo negro.
Y entonces llegó Hércules y peleó con él. Descubrió el dolor, las heridas, la asfixia y la increíble sensación de que el guardián de la muerte podría morir.
¿La misma muerte podía, entonces, ser mortal?
El vértigo de las posibilidades permitió que Hércules pudiera arrebatarlo del inframundo hacia la luz, las sensaciones, el aire, la gente viva, el sol, la parte del universo que se prometió devorar minuciosamente.
Lo difícil no fue sacar a Cancerbero del infierno. Lo que realmente costó trabajo fue regresarlo.

El Salteador de Caminos y el Viajero - Ambrose Bierce


EL SALTEADOR DE CAMINOS Y EL VIAJERO
Ambrose Bierce

Un Salteador de Caminos enfrentó a un Viajero, y apuntándole con un arma de fuego, le gritó:
—¡El dinero o la vida!
—Mi querido amigo —dijo el Viajero—, de acuerdo con los términos de su exigencia mi dinero salvará mi vida, mi vida mi dinero; usted indica que se apoderará de una o de lo otro, pero no de ambos. Si esto es lo que usted quiere decir le ruego que sea bueno y tome mi vida.
—No es eso lo que quiero decir —replicó el Salteador—; usted no puede salvar su dinero renunciando a su vida.
—Entonces, tómela de todos modos —dijo el Viajero—. Si no sirve para salvar mi dinero, no sirve para nada.
Tanto agradaron al Salteador la filosofía y el ingenio del Viajero, que lo tomó como socio y esta espléndida combinación de talentos fundó un periódico.

Naufragio - Ricardo Bernal


NAUFRAGIO
Ricardo Bernal

Hasta donde alcanza la vista, el océano está cubierto de cajas oblongas, baúles, cofres herrumbrosos; todos cerrados con llave o con cadenas y candados de bronce. Las olas los mueven en una alucinante danza, y la luna, amarilla y menguante, vierte una líquida telaraña de luz sobre la escena. Nosotros permanecemos en la isla, hablamos poco, nunca nos miramos: sabemos que ningún barco vendrá a recogernos. La única salida: caminar de baúl en baúl, brincar de caja en caja con el miedo revoloteando alrededor de nuestras cabezas y el hambre como un cangrejo destrozándonos las tripas. Entonces la mano de Dios, brutal, incandescente, surge de entre las nubes y nos arroja un racimo de llaves.

Visitantes de dormitorio 5 - José Vicente Ortuño


VISITANTES DE DORMITORIO 5
José Vicente Ortuño

Abrió los ojos. Alrededor de su cama había varias figuras humanoides de color gris. Estaba harto de visitas nocturnas. Primero un fantasmón siniestro y luego un súcubo extremadamente libidinoso. Ahora les tocaba el turno a los alienígenas cabezones de color gris. ¡Era otra maldita pesadilla! Cerró los ojos.
Abrió los ojos de nuevo. No se encontraba en su cama ni en su dormitorio, sino en un quirófano que parecía diseñado por Calatrava. Al menos una docena de alienígenas manipulaban extraños artefactos de aspecto inquietante. No se dejó impresionar, pues estaba convencido de que era un sueño. Un hombrecillo le colocó un instrumento sobre la frente y se durmió.
Abrió los ojos. Había amanecido. Al levantarse notó una molestia en la nuca. Se miró utilizando dos espejos. Tenía una pequeña cicatriz. ¿Le habrían insertado un implante los alienígenas o era un grano?

Ilustración: J.A.Rosado

Opciones - Franz Kafka


OPCIONES
Franz Kafka

Nuestra pequeña ciudad no está sobre la frontera, ni siquiera en su cercanía; en realidad está tan lejos de la frontera que tal vez ninguno de nuestra ciudad haya estado en ella; habría que atravesar desoladas mesetas y enormes praderas fértiles. Aun imaginar una parte del recorrido lo agota a uno, y es imposible imaginar más que una parte de ese recorrido. Y existen en el camino grandes ciudades, y cada una de ellas mucho más grande que la nuestra.

Ilustración: J.A.Rosado

En nombre de Dios - Angela Schnoor


EN NOMBRE DE DIOS
Angela Schnoor

Confesaba. Era cristiana y estaba convencida de cumplir con su deber. Al dejar la Iglesia, absuelta por la certeza de haber actuado en nombre de Dios, muchos vivirían el infierno, condenados a partir de sus denuncias.

Título original: Em nome de Deus
Traducción del portugués: GvH

Ilustración: J.A.Rosado

De su noche de gran triunfo - Eliseo Diego


DE SU NOCHE DE GRAN TRIUNFO
Eliseo Diego

Ligera, soprano ligera, Carmen María Peláez parada en el escenario para cantar su noche de gran triunfo. El empresario de bigotes de aceites y zapatos charolados lo ha garantizado: Garamba, Carmen, gran gala de Beras. Carmen María, coruscante y joven, cegada por las luces del proscenio, canta. ¡Ah, canta, canta, Carmen canta! Y Carmen muge y trina y se desgarra. Y con el último acorde estalla la cálida salva de aplausos. Carmen María se inclina, saluda envuelta en la ola cálida, se alza. Las luces disminuyen, cede el espeso muro de sombra. La boca enorme del vasto teatro vacío, y el empresario, muerto de risa, que da vueltas a la monstruosa araña, al monstruoso aparatito de aplausos. Carmen María quiere escapar, pero se encuentra aprisionada en la reciedumbre de los huesos. Se mira y es una espantosa anciana.

Ilustración: J.A.Rosado

Consecuencias - Ramón San Miguel


CONSECUENCIAS
Ramón San Miguel

El día que llegaron los extraterrestres y nos ofrecieron entrar en su hermandad galáctica tuvo una importantísima y terrible consecuencia.
No, no me refiero a los colapsos económicos que siguieron, ni a los disturbios de orden religioso, ni a las pequeñas guerras o al brutal choque cultural... eso era algo previsible y fue perfectamente contenido.
Tampoco me refiero al acceso que tuvo la Humanidad a conocimientos como jamás pensó, en todos los órdenes, o a la posibilidad de viajar por el espacio como ciudadanos de la galaxia.
Me refiero a una consecuencia fatal, inevitable, obvia pero no esperada, ni mucho menos.
Ese día terrible murió la ciencia ficción. Descanse en paz.

Ilustración: J.A.Rosado

El vengador - Oscar Acosta


EL VENGADOR
Oscar Acosta

El cacique Huantepeque asesinó a su hermano en la selva, lo quemó y guardó sus cenizas calientes en una vasija. Los dioses mayas le presagiaron que su hermano saldría de la tumba a vengarse, y el fratricida, temeroso, abrió dos años después el recipiente para asegurarse que los restos estaban allí. Un fuerte viento levantó las cenizas, cegándolo para siempre.

Ilustración: J.A.Rosado

Si te sobra una mano... - Agustin Fest.





…córtatela, en vez de estar haciendo cochinadas. Eso dijo el cura ayer. Empecé cortando cuando recordé que robé el cenicero de Rubén. Seguí expiando mis culpas hundiendo más el cuchillo, porque con esta mano puse veneno al perro del vecino y su bebé se lo tragó todo. Pero es que los bebés se meten todo a la boca, no fue culpa mía, fue culpa de la mano. Me hice otro rajoncito, porque le puse la mano encima a mi esposa… y a su hermana el mismo día. Faltan veintiún pecados, según recuerdo, e igual, y mi mano no es suficiente, también tendré que rajarme los huevos y el pito… lo que me recuerda a mi esposa. Mi esposa... Le cortaré la mano de un tajo… a veces se pone muy ganosa y no deja de hacer cochinadas con ella.


Por escrito gallina una - Julio Cortázar


POR ESCRITO GALLINA UNA
Julio Cortázar

Con lo que pasa en nosotras exaltante. Rápidamente del posesionadas mundo estamos huirá. Era un inofensivo aparentemente cohete lanzado Cañaveral americanos. Cabo por los desde. Razones se desconocidas por órbita de la desvió, y probablemente algo al rozar invisible la tierra devolvió a. Cresta nos cayó a la paf, y mutación golpe entramos de. Rápidamente la multiplicar aprendiendo de tabla estamos, dotadas muy literatura para la somos de historia, química menos un poco, desastre ahora hasta deportes, no importa pero: de será gallinas cosmos el, carajo qué.

Ilustración: J.A.Rosado

viernes, 29 de agosto de 2008

Amantes - María Castejón


AMANTES
María Castejón

Las gaviotas volaban en círculos alrededor de la aguja del cielo cuando el sol partía hacia el poniente. La luz rosada acariciaba tu vientre desnudo. Salí al balcón, a fumar, como siempre después de hacer el amor contigo. Abajo, en la calle, veo las parejas pasear cogidas de la mano y me entristece que lo nuestro sea una pasión privada. Entré en el dormitorio, acaricié cada milímetro de tu piel, te vestí con devoción, me vestí sin ganas y te llevé de vuelta al depósito de cadáveres.

Dormido - Santiago Eximeno


DORMIDO
Santiago Eximeno

La mujer avanzaba entre la multitud, sosteniendo al niño entre sus brazos. Nadie prestaba atención, nadie le miraba. Hora punta, salida del trabajo, vuelta a casa: todos se refugiaban en sus propias preocupaciones. Al pasar a mi lado vi que la mujer lloraba.
Fue entonces cuando pensé que el niño no estaba dormido.

El pañuelo que se teje solo - W. W. Skeat


EL PAÑUELO QUE SE TEJE SOLO
W. W. Skeat

La mitología malaya habla de un pañuelo, sansistah kalah, que se teje solo y cada año agrega una hilera de perlas finas, y cuando esté concluido este pañuelo, será el día del fin del mundo.