martes, 30 de septiembre de 2008

La máquina - Eduardo M. Laens Aguiar


LA MÁQUINA
Eduardo M. Laens Aguiar
 

La máquina la golpeaba con violencia y sin respiro, dejando marcas imborrables en su cuerpo. Cada vez que el castigo parecía haber cubierto alguna zona sensible de su figura, todo volvía a empezar, una y otra vez, de la cabeza, a los pies.
Varas de metal se erguían desde un oscuro pozo para imprimirle profundas magulladuras.
No podía pedir piedad, clemencia o compasión, se creía en el más terrible círculo del infierno, objetivo de una condena eterna que suponía inmerecida.
El autor hizo girar el rodillo y extrajo el papel que resumía su obra. La observó atento, orgulloso y satisfecho por el trabajo cumplido.  


Ilustración de René Magritte

Un problema - Antonio J. Cebrián


UN PROBLEMA
Antonio J. Cebrián

Creo que tengo un problema. Algo extraño me está pasando pero no puedo precisar exactamente de qué se trata. Sólo sé que entre mis manos tengo un libro y en él puedo leer:
Creo que tengo un problema. Algo extraño me está pasando pero no puedo precisar exactamente de qué se trata. Sólo sé que entre mis manos tengo un libro y en él puedo leer:
Creo que tengo un problema. Algo extraño me está pasando pero no puedo precisar exactamente de qué se trata. Sólo sé que entre mis manos tengo un libro y en él puedo leer…

Sobre el autor: Antonio J. Cebrián
Ilustración: René Magritte

Vampiro literal - Olga A. de Linares



Suele rondar las calles clavándole el diente a palabras desprevenidas, secuestrando vivencias ajenas, rapiñando anécdotas. Cualquier cosa puede terminar devorada por la criatura, nada está a salvo de su hambre, de su codicia, de su terrible necesidad de alimentar transformaciones. Siempre está tejiendo sus redes invisibles, más atento a dar vida a una frase ingeniosa, una metáfora original, un giro desusado, que a quien agoniza a su lado. A no ser que lo vea, de improviso, como materia prima, como algo reciclable. Vampírico, nebuloso, sabe que no existe más que en esas metamorfosis. Que solo en las ficciones que produce puede reflejarse. Sin ellas, es apenas otro fantasma perdido en la ciudad, inmensa y no menos impiadosa.

Ilustración: Salvador Dalí

Ciega demostración - Roberto Ortiz


CIEGA DEMOSTRACIÓN
Roberto Ortiz

Cerré los ojos y vi pájaros, dice Borges en su Argumentum ornithologicum, relato sexto de El hacedor. Y continúa con una sucesión de frases tratando de demostrar la existencia de Dios. Con la ironía que lo caracteriza lo hace con tan sólo ciento catorce palabras, que es mucho para el caso de un único Dios. Ya antes, bastantes siglos para ser exactos, un desconocido, al que la historia llamó Homero, demostró lo mismo, y lo hizo con sangre. Él no vio pájaros, pero sí sirenas y cíclopes e hizo que un rey llegara a su patria después de largas travesías. Ambos se arrancaron los ojos e ingresaron al patíbulo de los dioses y los salvaron. Es que sólo allí uno puede ver asuntos que el resto no ve. El procedimiento es simple: cierras los ojos y escribes lo que ves. Ergo, Dios existe.

Ilustración: Salvador Dalí

Sucesión infinita - Carlos Feinstein


SUCESIÓN INFINITA
Carlos Feinstein

El personaje era un escritor que relataba la vida de otro narrador. La repetición de la historia generaba una extraña recursión, donde cada escritor en la ficción imagina a otro autor, como una sucesión de espejos y reflejos que intenta alcanzar el infinito.
La secuencia perfecta no fue permitida, y en algún eslabón de la cadena un narrador ya no escribió sobre otro autor, lo hizo sobre un asesino de escritores.
A partir de ese instante, cada uno de los escritores, como un jugador de ajedrez que sólo puede mover las piezas para que un destino de derrota ya anunciado lo alcance, escribió sobre la ejecución de su personaje. Y esperó aterrado a que el otro, el que lo evoca, narre su fin.
La razón por la cual el primer escritor murió asesinado, sigue siendo un misterio o una pregunta que es mejor no contestar.

Sobre el autor: Carlos Feinstein

Ilustración: Salvador Dalí

lunes, 29 de septiembre de 2008

Copyright - Daniel Frini


COPYRIGHT
Daniel Frini

—Vamos —dijo William Shakespeare—. No me dirá usted que no sabe de qué estamos hablando. Es una historia de rencores y odios entre dos familias, y la redención a través del amor de dos jóvenes.
—Me suena —contestó Luigi da Porto, verdadero autor de Romeo y Julieta, setenta y cinco años antes que el Bardo—. Creo que la recuerdo… Es usted un pirata. Espero que lo que me ha quitado le sirva para remedios.

Ilustración: Salvador Dalí

Infierno de escritor - José Vicente Ortuño


INFIERNO DE ESCRITOR
José Vicente Ortuño

—Así que este es el infierno de los escritores —dijo el alma al demonio guía, observando impresionado la caverna donde miles de almas sufrían terror a la página en blanco—. Pero, ¡si no escriben nada!
—Claro, ¿qué esperaba, que se pasasen la eternidad escribiendo best sellers?
—¡Pero si yo en vida apenas tenía tiempo para escribir! —replicó apesadumbrado—. Esperaba poder hacerlo ahora.
—¡Disculpe —el diablo consultó la lista de almas del día—, creo que ha habido un error, a usted le corresponde la sección F.
—¿Allí podré escribir?
—¡Claro, todo lo que quiera! Venga por aquí.
Lo llevó a una caverna algo menor que la anterior, donde cientos de escritores escribían frenéticos, sin embargo, lloraban, y parecían desesperados.
—¿Qué les pasa? ¡Si están escribiendo mucho!
—Claro, pero les resulta imposible encontrar el final de ninguna historia —respondió el demonio.

Ilustración: Salvador Dalí

Infamia - Olga A. de Linares


INFAMIA
Olga A. de Linares

Cada vez que termina un escrito, alguien, mirando por encima de su hombro, o leyendo entre displicente y pesaroso sus palabras, comenta: “Esto ya fue dicho”, “es un tema muy trillado”, “me hace recordar la novela —o el cuento— tal”, mientras deja caer una larga sucesión de títulos que él jamás ha leído y autores que nunca conoció.
Un día, harto, tira la lapicera, rompe el teclado de la PC, busca a la Musa traicionera, y le pega cuatro tiros. Siempre supo que tenía un pasado, y no es eso lo que no ha podido perdonarle. Lo que lo ha vuelto loco es que la muy pérfida le haya dicho a él las mismas cosas que a todos los otros, haciéndole creer siempre que eran solo para sus oídos. Y que, gracias a su estúpida credulidad, se lo considere un miserable plagiario más.

Ilustración: Salvador Dalí

Armadura de papel - Roberto Ortiz


ARMADURA DE PAPEL
Roberto Ortiz

Quisieron aislarlo del mundo y lo encerraron en una celda de metal. Tormentas y pesadillas fueron sus sueños proyectados en la realidad. Cabizbajo, el prisionero ideó una salida y se alistó para emprenderla. Guardias sin voz lo veían llorar día y noche arrodillado sobre el acero, que era cama y baño a la vez, pensando que rezaba. Eran tiempos de desidia. La pestilencia del mar, a pólvora y a sangre, era el único alimento.
Nadie sabrá lo que sucedió luego, pero en la milésima noche un estampido destruyó la habitación. Los guardias sólo vieron, con asombro y sumisión, el puño de la libertad convertida en gritos y en palomas de papel. A miles de kilómetros de aquel suceso y desde los cuatro puntos cardinales, cientos de voces se levantaron, adiestrados durante la tregua, en el silencioso arte de derrocar imperios con la imaginación.

Ilustración: Salvador Dalí

La biblioteca - Carlos Feinstein


LA BIBLIOTECA
Carlos Feinstein

Lo busco por miles de estanterías. La biblioteca es inmensa, está todo lo que ha sido y todo lo que será alguna vez escrito. No sé en qué piso estoy, menos en qué sector. Sólo reviso, leo, camino; tampoco recuerdo cuando arribé a este lugar, o mejor dicho, el momento de mi muerte. Como ateo, al fallecer recibí el castigo de permanecer en este supuesto paraíso por toda la eternidad, lleno de devotos creyentes adorando todo el tiempo a este Dios cruel y egocéntrico.
Pero llegó a mi conocimiento que el maldito, el señor de la oscuridad, escribió también un libro, el cual destruye el alma de aquel que lo lee. Ese texto es mi única esperanza, mi pasaje para salir de aquí, la única posibilidad de muerte real. Debo encontrarlo.


Sobre el autor: Carlos Feinstein

La vida como novela - Daniel Frini


LA VIDA COMO NOVELA
Daniel Frini

Tomaba a su vida como un relato que se escribe día a día. Cada jornada, un nuevo capítulo, cada conocido un personaje. Hilvanaba sucesos como quien dispone adjetivos. Constantemente buscaba un hilo conductor en los más sencillos actos que encaraba o en las vicisitudes que se le deparaban. Pensaba crear la gran novela de la vida en base a la suya propia. No sobrevivió a los críticos.

Ilustración: Salvador Dalí

Kafka y el perro - José Vicente Ortuño



—Todo el conocimiento, la totalidad de preguntas y respuestas se encuentran en el perro —sentenció Franz Kafka.
El can no comprendió los sonidos que emitía. Conocía los correspondientes a cosas de comer, pero el tipo no parecía querer alimentarlo.
—A partir de cierto punto no hay retorno —añadió palmeándole la cabeza—. Ese es el punto que hay que alcanzar.
El animal emitió un gañido y se sentó.
—Todos los errores humanos son fruto de la impaciencia —continuó pensativo—. Interrupción prematura de un proceso ordenado, obstáculo artificial levantado al derredor de una realidad artificial.
El chucho se tumbó, aburrido y hambriento.
—El mejor método para matar gatos, que siempre se aferran tenazmente a la vida: apretarles el cuello en una puerta abierta y tirarles la cola —afirmó.
El perro se levantó y movió el rabo. ¡Por fin hablaba de algo interesante!


Creación literaria - María del Pilar Jorge




Languidecía un junio brumoso: calor y lluvia. La luz de las velas dibujaba figuras difusas en las paredes. Las voces de los hombres aún resonaban en su cabeza. Las inacabables historias de fantasmas que leía Polidori, Lord Byron deslizando alguna estrofa de su Childe Harold, las profundas conversaciones de su amado Percy con Byron. Como atrapada por un hechizo, ella escuchaba.
“Escribamos nosotros una historia de fantasmas”.
Se había estremecido de placer ante la propuesta: ser como ellos, escribir como ellos.
Pensando una historia, entornó los ojos. El sueño diluyó imágenes y sonidos. Envuelto por una bruma gris, lo encontró. Lloraba, abrazado al cuerpo del hombre yacente. Percibió el relámpago, el chispazo, el movimiento, el grito de triunfo: el ser deforme había revivido.
Y como una madre acuna a su primera criatura, Mary Shelley cobijó a Frankenstein en sus pensamientos.

La Bastilla 2/7/1789 - Saurio (y el marqués de Sade)


LA BASTILLA 2/7/1789
Saurio (y el marqués de Sade)

Asomado por el ventanuco de su celda, el obeso prisionero con un megáfono de cartón, arengaba a la multitud sorprendida:
—¡Franceses! ¡Un esfuerzo más, si queréis ser republicanos! ¡No olvidemos que esta religión pueril es una de las mejores armas en manos de nuestros tiranos: uno de sus primeros dogmas era: “Dar al César lo que es del César”; debemos destronar al César y ya no darle nada más...
—¡No entendemos! —gritó un pescadero desde la calle.
—Mirad cómo los legisladores griegos, compenetrados con estas ideas, trataban el libertinaje; muy lejos de prohibirlo, embriagaban con él al ciudadano; no le prohibían ninguna clase de lubricidad...
—¡Más claro!
Decidido a hacerse entender, abandonó la prosa barroca y gritó:
—¡Sexo, droga y minué!
Las masas aullaron enloquecidas y se fueron a preparar la Revolución.

Ilustración: Salvador Dalí

domingo, 28 de septiembre de 2008

Gatos - José Luis Zárate



Es difícil criarlos por su costumbre de estar y no estar al mismo tiempo, y se debe tener mucho cuidado con ellos con eso de que pueden estar muertos o no simultáneamente, sin embargo, los gatitos de Schrodinger son bastante apreciados entre los intelectuales, y sobre todo por los amantes de la obra de Carroll, ya que todos saben que son descendientes directos de Gato de Cheshire.

Tiempo detenido - Juan Yanes


TIEMPO DETENIDO
Juan Yanes

Las fotos, sí. Las fotos guardan rostros y objetos detenidos. Instantes de luz congelados… la piel tan lisa de la cara de la abuela. Pero el papel no ha podido soportar el peso inexorable de los días y ha ido adquiriendo todas las tonalidades del palor, hasta llegar al sepia. El tiempo sigue, ciego, su trabajo de devastación.

Publicado en: http://mquinadecoserpalabras.blogspot.com/

Fantaseando - José Luis Vasconcelos


FANTASEANDO
José Luis Vasconcelos

—Bienvenido señor agrimensor, ¿tuvo buen viaje?
—Sí, señoría, por supuesto. Fue una agradable experiencia.
—Muy bien, ¿gusta un café? ¿Se encuentra cómodamente instalado en nuestro sencillo pero confortable hostal?
—Sí, señor. Me siento agobiado por tanta amabilidad —musitó K.
—No, amigo agrimensor. Eso y más es lo que usted merece. Gente como usted hace falta en el mundo. Sírvase tomar un habano…
K sonrió complacido. Ajustó su corbata y sus enormes ojos negros iluminaron el rostro que sonreía infatigable desde el fondo del desportillado balde agua.

El regreso - Jacques Sternberg


EL REGRESO
Jacques Sternberg

Y un día regresaron a la Tierra.
Nos enseñaron que no éramos ni animales, ni espíritus ni seres humanos. Éramos robots. Robots de carne, pues habían utilizado ese material para fabricarnos. Nos habían modelado a su imagen, pero de forma grosera, muy aprisa, sin pulir los detalles. Ellos eran los únicos seres humanos del planeta. Se fueron hacía mucho tiempo, y nos lo habían dejado. Porque eran indolentes, y porque nos habían concebido trabajadores, hábiles, con conciencia profesional y ambición. Durante siglos y siglos, habíamos sido los forjadores de una nueva Tierra.
Pero habían regresado.
Y en la mirada sin vida que nos dirigieron no había ni gratitud ni indulgencia.

Sesión de purificación de la Iglesia Universal - Angela Schnoor


SESIÓN DE PURIFICACIÓN DE LA IGLESIA UNIVERSAL
Angela Schnoor

En la playa, los fieles reunidos se libraban de heridas y demonios. Expulsados de los cuerpos de los fieles durante la noche y al no tener adonde ir, las entidades, ávidas de nuevos cuerpos, poseyeron a los saludables ciudadanos que hacían su sesión de gimnasia matinal.

Título original: Sessão descarrego da Igreja Universal
Traducción del portugués: GvH

Ruinas - Ramiro Sanchiz


RUINAS
Ramiro Sanchiz

Sabía que estaba acercándome. Apenas dejé atrás la sala de las columnas sentí una oleada de terror reverencial. Avancé a tientas por los pasillos abandonados y di con la esperada escalera. Subí hacia la luz nocturna y el aire fresco: allí estaba la antigua catedral. Sus columnas me parecieron las costillas de una osamenta expuesta al sol del desierto, mientras seguía mi camino bajo los arcos encorvados y las ojivas marchitas. Aquellas ruinas respiraban como un animal moribundo. Me detuve ante lo que había sido una ventana y contemplé el mar no tan distante. Las olas parecían haber depositado los restos de la catedral, como un antiguo habitante de las profundidades arrastrado por las mareas, varado bajo las estrellas.
Acerqué mi oído a los restos de una pared para escuchar su lamento antiguo.

Robo - Héctor Ranea


ROBO
Héctor Ranea

Decidieron desalojar la biblioteca con rapidez. Un ingenioso jefe de la Municipalidad a cargo de la operación, dispuso que la mejor manera de hacerlo era la de tirar todos los libros por la ventana del cuarto piso. Unos vecinos pudieron quedarse con algunos libros de la colección de Historia del Arte que amaba. Tanto lloré que ni pude agarrar la primera edición de La metamorfosis en español.

Eruditos - Roberto Ortiz


ERUDITOS
Roberto Ortiz

—¿Sabes que el Principio de Arquímedes nació de pura casualidad?
—Sé que es un principio riguroso.
—Nada que ver. Sucedió cuando Arquímedes vio el rebalse del agua mientras se bañaba. Entonces intuyó que una fuerza vertical, llamada de empuje, lo levantaba haciéndolo más liviano.
—Dirás pareciéndolo.
—Eso. Pero lo importante es que tal principio es uno de los pilares de la hidráulica…
—Este café está muy dulce, ¿no crees?
—…Y no sólo eso. También estableció que el volumen de la esfera es un tercio del volumen del cilindro que la circunscribe.
—¿No son dos tercios?
—…¿Pedimos agua?
—Me gusta el dulce.
—…Y escribió algo sobre los cuerpos flotantes y…
—El tratado de los cuerpos flotantes, y también El arenario y Sobre la esfera y el cilindro…
—Disculpa, pero estás desordenando mis ideas.
—Algo parecido dijo Arquímedes antes de ser asesinado: ¡No desordenes mis diagramas!

Accidente - Ildiko Valeria Nassr


ACCIDENTE
Ildiko Valeria Nassr

Su padre le había advertido:
—No andes por esa calle con la boca abierta. Es muy peligroso.
Como buen rebelde, Antonio desoyó aquellas advertencias. Y caminó con la boca abierta. Un pájaro chocó contra su cara y le quedó atascado en la garganta.
Ahora Antonio gana muchísimo dinero cantando con la voz del zorzal.

Alicia en un país que no es ninguna maravilla - Jorge Martín


ALICIA EN UN PAÍS QUE NO ES NINGUNA MARAVILLA
Jorge Martín

No vio el conejo, pero sí la zanahoria de oro que paso veloz delante de ella y se introdujo en un estrecho túnel con un apuro tremendo. Corrió tras ella, pensando que si la conseguía iba a solucionar sus problemas y los de su familia. No había manera de alcanzar la escurridiza daucus carota, alguien detrás manipulaba un juego que la dejaría con la lengua afuera. Ni té, ni reinas iban a distraerla pero eso no mejoro la performance y cuanto más se esforzaba más lejos estaba. Volvió a su jardín después de muchas vueltas. ¿Qué aprendió de este audaz viaje iniciático? Nunca correr tras algo con patas que merece estar en una ensalada.

Nube suicida - Javier López



NUBE SUICIDA
Javier López

No sé qué hacía ahí, en medio de un cielo azul y ardiente... La física a veces no aclara esas cosas, ¿qué exhalación de vapor ha podido producir esa pequeña nube solitaria? ¿Fue la respiración de una pareja de amantes, el charco de una meada de perro, o la cresta de una pequeña ola?
La nube estaba ahí, como si fuera un corderito que se hubiera despistado de su rebaño, en su afán de descubrir un mundo que ante todo le provocaba curiosidad.
El sol, como lobo hambriento, tardó pocos minutos en devorarla.

Uñas - Spencer Holst


UÑAS
Spencer Holst

Cuando el cirujano de la policía de París operó a la mujer muerta, descubrió que su estómago estaba lleno de uñas.
La expresión simiesca en la cara muerta, su fea mueca, en la cual asomaba la gangrena, fue fotografiada en colores. La grotesca cabeza, horriblemente demoníaca, con el pelo teñido, había sido injertada, contra natura, en el cuerpo de una adolescente. Y la espantosa cirugía había tenido éxito, pues la cabeza de la vieja había vivido dos años con el cuerpo juvenil.
En tales operaciones, el equilibrio del cortolón inevitablemente se altera. Cortolón es una sustancia que controla el crecimiento de las uñas de manos y pies. O bien las uñas del paciente desaparecen por completo o, como en este caso, el crecimiento de las uñas con frecuencia es acelerado hasta varios centímetros por día.
Si no se hubiera comido las uñas podría haber sido inmortal.

Decisiones drásticas - Jordi Cebrián


DECISIONES DRÁSTICAS
Jordi Cebrián

En la escalera estamos hartos de mendigos, de vendedores ambulantes y de correo comercial no deseado. Nos hemos reunido y hemos acordado hacer de nuestra escalera un lugar más seguro. Se ha decidido que entre semana no entre nadie que no sea vecino. Las visitas se solicitarán para el fin de semana, con permiso del presidente de la escalera, y reforzaremos la portería con dos guardias jurados y un perro. Para evitar problemas impediremos la entrada del cartero, y de los que digan que vienen a revisar el ascensor, por si son sectarios camuflados o inmigrantes ilegales.

La vela carmesí - Ambrose Bierce


LA VELA CARMESÍ
Ambrose Bierce

Un hombre que yacía en su lecho de muerte llamó a su lado a su esposa, y le dijo:
—Estoy por dejarte para siempre; dame, entonces, una última prueba de tu afecto y fidelidad. Encontrarás en mi escritorio una vela carmesí, que fue bendecida por el Gran Sacerdote y tiene un peculiar significado místico. Júrame que mientras esa vela exista, tú no te volverás a casar.
La Mujer juró y el Hombre murió. En el funeral, la Mujer se mantuvo de pie a la cabeza del féretro, sosteniendo una vela carmesí ardiente, hasta que esta se consumió por completo.

Esfera - Ricardo Bernal


ESFERA
Ricardo Bernal

La esfera es Dios y Dios es la esfera. Afuera de la esfera, el tiempo está congelado y varios universos se esfuerzan por ser, sin lograrlo. Adentro de la esfera hay otra esfera y dentro de ésta, otra esfera y otra esfera y otra esfera. La esfera encerrada dentro de todas las demás esferas es un punto. Dentro del punto hay una lámpara, una silla y una mesa. En la mesa hay una hoja de papel donde se lee: “La esfera es Dios y Dios es la esfera…”

Visita al medico - Alejandro Bentivoglio


VISITA AL MEDICO
Alejandro Bentivoglio

El médico es un hombre circunspecto que me examina con calma y en silencio. Luego, me anuncia en voz grave toda clase de males de dudosa curación y me receta una docena de drogas de nombres de exégesis imposibles.
Para despedirme, antes de la llegada del siguiente paciente, fuerza una sonrisa cadavérica. Quizás creyendo que no he notado la tierra que llena los bolsillos de su inmaculado guardapolvo blanco.

Atención, viajero - Olga A. de Linares


ATENCIÓN, VIAJERO
Olga A. de Linares

Te lo advierto, allá te espera una ciudad feroz. En ella, las altísimas torres violan reiteradamente al cielo inerme, sin siquiera reparar en ello... Y los puentes acuchillan al río gangrenado, putrefacto ya, sin que nadie se cuide de su muerte repetida, mientras que las plazas, erizadas de agujas venenosas, se pueblan de alucinaciones, que estrangulan a sus víctimas sin piedad alguna. Sobre las calles, fieras metálicas acechan a transeúntes desprevenidos, y, a veces, se atacan entre sí como animales en celo, para llenar el suelo gris con despojos varios. Haz caso a mi consejo, viajero, no entres en ella. No temas, podrás reconocerla desde lejos, yaciendo bajo la niebla de su indiferente violencia como un gran monstruo antediluviano.

sábado, 27 de septiembre de 2008

Qué ves cuando me ves - Marcelo Di Lisio


QUÉ VES CUANDO ME VES
Marcelo Di Lisio

Imposible saberlo con certeza.
Ramiro Cuevas murió agotado de gritar a los cuatro vientos lo que los espejos devolvían a sus ojos, un cuerpo digno exponente de las divinas proporciones esbozadas por Leonardo.
Sin embargo, ahí estaban aquellos que afirmaban que la sola visión del cuerpo de Cuevas, su enfermiza asimetría, provocaba en las personas desprevenidas fulminantes desmayos, ataques de pánico e incluso hubo quienes terminaron exiliados en los terrenos de la locura. Jamás dos descripciones de su cuerpo lastimado por el destino coincidieron en el más mínimo detalle.
Quizás esa fuera su anomalía, provocar que cada persona viera en él una deformidad distinta. Nunca nadie pudo conocer la verdad. Nunca nadie miró a Ramiro Cuevas con sus propios ojos.

Ilustración: M.C.Escher (Early work 1916-1922)

El poder de la fe - Martha Argel


EL PODER DE LA FE
Martha Argel

El hombre santo seguía devoto la senda que cruzaba la montaña. Doblando una curva, encontró un inmenso dragón del color del fuego, bloqueándole el camino. Sin vacilar o disminuir su marcha, el hombre santo se lanzó a escalar el paredón rocoso que limitaba la senda, buscando rodear al colosal monstruo.
—Pequeño hombre, ¿no me tienes miedo? —preguntó intrigado el dragón, con voz potente.
—No, pues mi fe en el Creador me protege de los males del mundo —declaró el hombre santo, sin interrumpir la escalada.
—¿En serio? —dijo el dragón. Se estiró, sujetó al hombre santo entre sus mandíbulas, lo mascó bien y lo tragó de una vez—. Carne flaca, y débil —se quejó. Y eructó.

Ilustración: M.C.Escher (Early work 1916-1922)

viernes, 26 de septiembre de 2008

Invitación - José Luis Zárate


INVITACIÓN
José Luis Zárate

—Parece un suicidio colectivo.
El comisario se acercó al primer cadáver. Ropas bastas, zapatos de minero. Que raro se veía el plumero en sus manos callosas. Otro sostenía un trapo con pajaritos. Esos objetos: limpios del polvo de la mina. No les pertenecía. Era de alguien más. Los aferraron como si no quisieran perderlos en la muerte.
El lugar estaba sucio, pero podía verse aquí y allá cosas relucientes. Alguien, hasta hace poco, limpiaba con esmero este lugar. Tal vez con amor.
¿Eso era? ¿El amor lo que impulsó el brindis de veneno? ¿Este silencio?
Parecían tener sólo ese amor y la mina. Y cuando desapareció…
El comisario suspiró. Por amor había visto cosas aún más tristes.
Encontró una hoja de papel que lo explicaba todo.
Una invitación de bodas ricamente adornada.
Leyó el nombre del inocente culpable, la razón de esas muertes.
Blancanieves.

Ilustración: M.C.Escher (Early work 1916-1922)

Fetichismo - Juan Yanes


FETICHISMO
Juan Yanes

Para que no la olvide, mi novia la esquimal, siempre me manda desde las gélidas tierras en las que habita, una cajita blanca de poliestireno, totalmente estanca que llega puntualmente en navidad, con sus lágrimas congeladas dentro.

Ilustración: M.C.Escher (Early work 1916-1922)

Publicado en: http://mquinadecoserpalabras.blogspot.com/

Rabia - Manuel Tabernero


RABIA
Manuel Tabernero

Frenó de repente. Las ruedas chirriaron y el coche se deslizó oblicuo sobre el asfalto hasta detenerse en el arcén.
Abrió la puerta y corrió. Las sandalias plateadas vacilaban sobre los bordes afilados de las piedras, los tacones se hundían en la arena y el vestido, el precioso vestido de fiesta, se había rasgado hasta el muslo.
Atisbó un segundo por encima del hombro: el coche seguía allí, con la puerta abierta y las luces encendidas.
Avanzó un poco más, arañándose con las espinas de un arbusto. O eso prefirió pensar. En medio de la negrura y del silencio absoluto, sólo la nitidez de la respiración agitada. Entrecortada.
Miró otra vez: dos faros blancos flotando en la nada.
De pronto, cuando las luces se movieron, un escalofrío se le paseó por la espalda. Quiso correr. El rugido del motor se acercaba. Acelerando con rabia.

Ilustración: M.C.Escher (Early work 1916-1922)

La elección - Angela Schnoor


LA ELECCIÓN
Angela Schnoor

Pálido, inquieto, se quitaba y ponía las gafas, leyendo el papel que doblaba y desdoblaba constantemente. La mirada desenfocada parecía no ver nada además de aquella hoja.
El camarero le trajo una botella de vino y, a pesar del calor, bebió hasta vaciarla. Al levantarse, tambaleó y cayó al suelo. En un instante la ambulancia lo llevó. Sobre la mesa quedó el papel.
Era un recetario médico que diagnosticaba un posible aneurisma cerebral, y entre otras recomendaciones prohibía el tabaco y el consumo de bebidas alcohólicas.

Título original: A escolha
Traducción del portugués: GvH
Ilustración: M.C.Escher (Early work 1916-1922)

Desierto del lago Tar - Héctor Ranea


DESIERTO DEL LAGO TAR
Héctor Ranea

A orillas del lago Tar el viento de primavera lija la pintura de los autos. Estos avanzan con cuidado para no levantar piedras, porque el viento las arroja contra los parabrisas de otros autos. Pocas veces se vio, pero sucede, que las piedras levantadas por las ruedas traseras son impulsadas por el viento, sobrepasan al vehículo y las estampan contra el parabrisas del mismo que las levantó. El lago Tar es casi invisible durante la primavera, por ese fenómeno. Los maras, choiques, kaikenes y demás animalillos, suelen quedar malheridos por las piedras levantadas por el viento. Ni los loros se atreven. Los Aonek’o ájen conocían el lugar porque se pescaban buenas cantidades de peces, pero en verano, que no podían verlos por el color sepia del agua tan vapuleada por el viento.

Ilustración: M.C.Escher (Early work 1916-1922)

Diástole - Roberto Ortiz


DIÁSTOLE
Roberto Ortiz

Después de la lluvia viene la calma. Las arterias, venas y capilares han sido irrigados y la sangre vuelve cargada de impurezas. El corazón apretujado se dispone a salir del precoz encierro, sabiendo que si falla provocará su muerte… preocupaciones que a nadie importan.
La noche ha caído y el hombre trata de recomponer su pasado, el viento y la lluvia golpean la ventana como sopapos de un ser querido. Diástole, sístole, diástole, sístole… el corazón se detiene, sólo dos lágrimas han conocido el precipicio. Las ondas, ya sin resacas, se alinean en un pitido entrecortado. Correteos, llamadas, llantos, lentas declinaciones. La cordura es un nudo a punto de ceder.
En medio de la crisis, como una bestia inconforme, el corazón abre las compuertas y la corriente de glóbulos, algunos ya grises, vuelve a la vida.

Ilustración: M.C.Escher (Early work 1916-1922)

Cazadores - Ildiko Valeria Nassr


CAZADORES
Ildiko Valeria Nassr

Su intención era cazar para la cena. Regados con vino, atraparon una corzuela. Carnosa y mansa. Frágil, dúctil ante los trazos del cuchillo. Sabrosa.
—Esto es lo más rico que comí en mi vida —comentó uno.
—Brindo por eso —celebró otro.
El fuego alcanzó para medio cuerpo. La otra mitad cabía en la conservadora.
La fiesta se desmadró hasta el día siguiente. El monte no era divertido de día y emprendieron el regreso. En el camino, los detuvo una cuadrilla de “Control de caza y pesca”. Pura rutina. Revisaron todo, como siempre. Nada raro encontrarían. Entre bromas, bajaron todo de la camioneta.
Medio cuerpo de mujer descansaba en la heladera de los cazadores.

Ilustración: M.C.Escher (Early work 1916-1922)

La indec ficción - Jorge Martín


LA INDEC FICCIÓN
Jorge Martín

—Pero estaba superequilibrado —protesté.
—Ni de lejos —me retrucó añadiendo una dosis letal de números y cálculos.
—Con tal alto índice de realidad, no hay terapia que aguante. Para tener ficción voy a tener que refugiarme en un reality, o peor, en un noticiero. Un terapeuta no debería ser tan insensible.
—Volvelo a escribir —decretó sin que le temblara la voz—; acordate que el límite son ciento cuarenta y nueve palabras.
—Es cierto que me pasé un poco con las palabras.
—Si, en mil quinientas —supuse una mueca cruel aunque no podía verlo—. Y no soy tu terapeuta
—Tampoco mi verdugo —dije entre dientes—. Es confiscatorio. Hoy las tres moiras están en mi contra.
—No te escucho bien.
—Nada, corrijo y te lo envío. Saluditos.

Ilustración: M.C.Escher (Early work 1916-1922)

Un pueblecito encantador - Jordi Cebrián


UN PUEBLECITO ENCANTADOR
Jordi Cebrián

El pueblo es tranquilo, todos se conocen y hablan la misma lengua, y comparten vino, risas y bromas. Son buena y noble gente, pero temen a los de fuera, y por eso mataron al cartero, hace ya años, y al que le sustituyó, y a un doctor que quería vacunar a los niños. Las investigaciones se cerraron sin nadie a quien culpar, pero desde entonces no llegan cartas, ni feriantes, ni poetas que hablen otras lenguas. Los domingos cuando salen del templo, las gentes se reúnen en la plaza mayor a escuchar leyendas antiguas, y cantar, y bailar danzas tradicionales.

Ilustración: M.C.Escher (Early work 1916-1922)

El lobo y el bebé - Ambrose Bierce


EL LOBO Y EL BEBÉ
Ambrose Bierce

Un Lobo hambriento pasaba cerca de la puerta de una cabaña en el bosque, y oyó que una Madre le decía a su Bebé:
—Tranquilízate, o te arrojaré por la ventana y te comerán los lobos.
De modo que esperó todo el día al pie de la ventana, sintiendo más y más hambre a medida que pasaba el tiempo. Pero a la noche, el Padre, al volver del club del pueblo, arrojó por la ventana tanto al Niño como a la Madre.

Ilustración: M.C.Escher (Early work 1916-1922)

No sé decir que no - Alejandro Bentivoglio


NO SÉ DECIR QUE NO
Alejandro Bentivoglio

No soy el sirviente de la ventana, me digo. No me dejaré engañar por esa tentación de cortinas y vidrios. No accederé a su imperiosa necesidad de recortar el sol con sus bordes. De ninguna manera la dejará abierta toda la noche, soy un hombre que tiene frío. Ella debe saberlo.
Pero ¿cómo decírselo ahora que mueve tan seductoramente ese picaporte hacia mí mientras va subiéndose centímetro a centímetro la persiana?

Ilustración: M.C.Escher (Early work 1916-1922)

Estampida - Olga A. de Linares


ESTAMPIDA
Olga A. de Linares

Todo fue culpa del mozo nuevo, que hizo caer una pila de bandejas. Tras el estruendo, las mesas galoparon hacia la salida y las sillas, saltando como canguros, las siguieron. Mientras los manteles levantaban vuelo, las servilletas eran chillonas gaviotas arremolinadas en lo alto. Pronto encontraron una ventana abierta que atravesaron aleteando mariposamente. Se perdieron calle abajo, produciendo alarma y algún desmayo entre los transeúntes, tan escasos a esa hora como los automóviles, por lo que no hubo que lamentar accidentes. ¡Suerte que la estampida no ocurrió en una hora pico! Vi que un gato, que quiso atrapar una pequeña servilleta roja, era pateado por una mesa, irritada por la persecución de dos perros que sumaban ladridos a la fuga.
Cerramos por razones de fuerza mayor y hemos despedido al mozo, aunque eso no hará que vuelvan. Mañana se verá cómo reemplazar tantas ausencias.

Ilustración: M.C.Escher (Early work 1916-1922)

La idea peregrina – Jorge Candeias


LA IDEA PEREGRINA
Jorge Candeias

Como soy un tipo ocupado, y un gran infiel, nunca en la vida iría de peregrino a Fátima. Pero la verdad es que no cuesta nada cubrir todas las posibilidades, que nunca se sabe. De modo que tuve una idea peregrina, la vestí de sotana, le acomodé la vianda, le di unas monedas y la puse a camino. No llegó a destino. Conoció a una brasileña voluptuosa por el lado de Ota y acabó, borracha y sin dinero pero divertidísima, en una pensión de Río Mayor. Nada que hacer. Yo soy así. Hasta mis ideas peregrinas son unas pecadoras del carajo.

Título original: A ideia peregrina
Traducción del portugués: GvH

Cable informativo - José Luis Zárate


CABLE INFORMATIVO
José Luis Zárate

Un súbito fallo renal provocó el desplome del trineo en un área residencial. 724 toneladas de carga, juguetes en su mayoría, arrasaron siete casas. Se estima un saldo de 29 muertos, incluyendo al piloto del vehículo; se ordena el aterrizaje inmediato de los Reyes Magos.

Del diario de Hieronymus Bosch - Juan Yanes


DEL DIARIO DE HIERONYMUS BOSCH
Juan Yanes

Ayer terminé de preparar la tabla para el tríptico que me ha encargado el Señor de Nassau, y que llamaré, “El Jardín de las Delicias”. Todavía no sé con exactitud lo que voy a pintar. En mi cabeza estallan alucinaciones y monstruos como en una pesadilla. Me tomaré la venganza por tanta ignominia.
El Bosco, Bolduque,12 de febrero de 1485

Publicado en: http://mquinadecoserpalabras.blogspot.com/

jueves, 25 de septiembre de 2008

Niña sirena - Angela Schnoor


NIÑA SIRENA
Angela Schnoor

Era una niña alegre y vivía cantando hasta que encontró aquella caracola. Nacida lejos del mar, aquello le pareció un "presente muy especial". Sólo que, desde entonces, ya no sonrió ni cantó. La pequeña pieza blanca le traía malos sueños. Mirándola, sabía que había fracasado. Su alma era inundada por un sentimiento terrible que llegaba junto a la imagen de aquel hombre amarrado al mástil del navío, sordo a su canto, inmune a su seducción.

Título original: Menina sirena
Traducción del portugués: GvH

Carta apócrifa - Héctor Ranea


CARTA APÓCRIFA
Héctor Ranea

Querido hermano Theo: Te agradezco el giro bancario. Le debía un mes de alojamiento a la señora Matilde y varias rondas de ajenjo a su marido, acá en Arles. He podido comprarme un adminículo para pintar que resiste mis arrebatos, pero creo que he gastado el dinero con soberbia. Tengo todo lo que necesito para vivir: El sol, los campos, un aposento digno, gente sencilla, bastante amena cuando bebe. Un abrazo, Vincent.
PS: Necesito que comprendas mi poesía, que no me dejes que la sociedad me vigile para que no tenga estas ideas. Necesito, más que dinero, tu amor. No sólo como persona sino por lo que estoy haciendo.
Esta postdata Vincent la cortó con un conocido cuchillo y la quemó. La carta la envió y jamás llegó: quedó enredada en un túnel de tiempos y memorias un poco falsas, otro poco apócrifas.

Sístole - Roberto Ortiz


SÍSTOLE
Roberto Ortiz

Efecto de replegarse en sí mismo lo más que se pueda con tal de respirar. Se le podría confundir con el expelido de ciertos elementos como sucede con la eyaculación. También el semen es expulsado en un apareamiento narcisista y lacaniano donde el sujeto lo es todo. Así, se podría decir que la sangre emanada es consecuencia de un autismo casi sádico. El repliegue es tal que las válvulas tricúspide y mitral transforman al corazón en una bola hermética que no entiende los movimientos del entorno. En su afán de escabullirse y salir disparado al ignoto universo, oxigena el cuerpo que lo contiene convirtiéndose en núcleo palpitante. Lo mismo sucede con los capullos de seda, la fauna abisal y demás incomprendidos, que en palabras de Hesse y cual Atlas, hijo de Jápeto, son el soporte del mundo.

Una relación particular - Ildiko Valeria Nassr


UNA RELACIÓN PARTICULAR
Ildiko Valeria Nassr

La mía es una familia particular, como una especie de arañas que se comen a los machos después del coito. Nosotras hemos prescindido de ellos después de la gestación. Así, nos convertimos en únicas proveedoras de las niñas que engendramos y nos comemos a los machos. El festín es realmente escandaloso. Eso incrementa su delicia.
Primero somos madres de nuestras hijas y las criamos repitiendo nuestros dones. Con el paso de los años, involucionamos y nuestras hijas se convierten en nuestra madre. En el lecho de muerte, somos la bebé chiquitita y arrugada que fuimos antes y vomitamos al hombre que las engendró, para poder hacer el viaje más livianas.
Nuestras últimas palabras son, con leves cambios a través de las generaciones: mamá, continúa la tradición de nuestra familia.
Nuestra genealogía se pierde en la noche de los tiempos.