lunes, 22 de septiembre de 2008

Esperanzado - Olga A. de Linares


ESPERANZADO
Olga A. de Linares

Me pregunto por qué me ha dejado de este modo abrupto. No había, que yo supiera al menos, ningún problema entre nosotros. Sólo ahora pienso que debí prestarle más atención, no dar todo por sentado. Quizás fue la costumbre de tenerla siempre cerca, a mano, lo que me hizo ignorar eventuales señales de advertencia. Mi única certeza en estos momentos es que, desde que se arrojó por el acantilado, no he vuelto a verla. No les extrañe que aún aguarde verla regresar, sana y salva. Por lo que sé, las sombras sobreviven sin problemas a este tipo de accidentes, y no suelen tener éxito sus intentos de suicidio.

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