sábado, 14 de febrero de 2009

Autopistas - Liliana Savoia



Las autopistas gobernaban la ciudad, aunque sobre esas serpientes de cemento no se desplazaba jamás ningún vehículo.
La construcción había sido monumental y costosa. Miles de personas habían participado moviendo toneladas de cemento fresco y alquitrán. Al finalizar el proyecto las autoridades estuvieron conformes. Hicieron una gran recepción y hubo cortes de cintas.
Lamentablemente el fabuloso gasto fue en vano. La población era tan pobre que nadie poseía un automóvil; sólo eran dueños de una irreversible hambruna.

1 comentario:

Ogui dijo...

Casi que me parece haber estado ahí.