martes, 11 de mayo de 2010
Por buena conducta - Samanta Ortega
Liberaron al preso de la cadena perpetua después de veinte años de encierro.
Al salir, como se encontró con el precipicio del que todos hablaban, se sentó a la puerta del edificio de reclusión por si se abría alguna vacante.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario