jueves, 28 de octubre de 2010

El mal estado de la aceituna – Héctor Ranea



Una mosca blanca se posó en un olivo milenario de Mallorca. Por fuera, las aceitunas salvajes parecían ser idénticas pero por dentro, en el hueso, un gusano lo corroía hasta devorarlo. Al llegar a la pulpa se metamorfoseaba en un animal similar a una aceituna.
Éstos fueron devorados por gaviotas y las aceitunas mutantes se expandieron por todo el Mediterráneo. El aceite de oliva comenzó a tener mal sabor. Los expertos encontraron que su nivel de proteínas lo asimilaban más a una manteca porcina que al producto vegetal.
La invasión dejó sin olivares a Europa, y ya viajaba por el planeta para apoderarse de todos los olivares. En menos de un año desapareció el aceite de oliva.
Mucho antes que eso, la StandOil sacó una versión sintética del aceite de oliva que se llamó Mosca Blanca.

Salvando el momento - Jorge X. Antares



El dragón iba a quemar la ciudad. En ese momento, Roldín, el Galante, vio a la pérfida bestia y se lanzó a la lucha. A pesar de la diferencia de tamaño, el audaz aventurero consiguió clavar su espada Revientatruenos en el engendro y matarlo.
La gente del pueblo se acercó a su salvador para agradecérselo. Sus sonrisas mostraban sus colmillos afilados.

Perspectivas - Claudia Sánchez



"¡Es una niña!" dijo la partera, mientras con unas pinzas de depilar sacaba a la criatura por el ojo de la cerradura de aquel cinturón de castidad. La parturienta rememoraba la noche en que tuvo la sorpresiva visita de aquel liliputiense que traía noticias de su esposo. Una sonrisa se dibujó en su rostro.

Tomado de: http://sanchezclaudiabe.blogspot.com/

martes, 26 de octubre de 2010

El hilo – Ruy Feben


El Almirante cayó preso del Imperio Indígena en la batalla del altiplano: se le daría muerte pasadas dos lunas. Ese día, el pueblo se reúne en el templo; el condenado espera al pie del patíbulo. El Sumo Sacerdote le susurra al oído:
—Estarás al pie de un risco muy hondo; a tu derecha estará el Paraíso, el Reino del Sol, donde siempre amanece; a la zurda los infiernos inundados de ocaso eterno. Cruzarás sobre un hilo, ancho como libélula. Cargarás en la diestra tus virtudes; en la izquierda, tus pecados. El peso de cada mano decidirá tu suerte.
La cabeza del Almirante cae sin saber si el lado opuesto del hilo depara otro risco donde el sol nunca nace ni muere.

Tomado de: http://elclaxon.arts-history.mx/

Lovin’ you… - Paloma Zubieta López


Odio que me miren raro y hasta me eviten. He intentado explicarles una y otra vez pero se niegan a creerme, problema de ellos. Hay momentos en que simplemente me abandono con frenesí al amor, con la pasión y entrega que sólo él puede hacerme sentir: labios, espalda, dedos, calor que asfixia, vientre, temblor, oreja, brazo, sudor envolvente, boca, muslo, mano, desgarro que inunda, grito… ¿Dónde estaba? ¡Ah, sí! En que no entienden. Lo peor es que me persiguen diciendo que estoy loca. Yo no le hago daño a nadie al disfrutar muchísimo la vida. ¿Cuál es el problema en que siga teniendo relaciones sexuales, intensas y satisfactorias, con mi marido? ¿Qué más da si en julio harán tres años de su muerte?

Tomado de: http://deesquinasyrincones.blogspot.com/

La mordida de David - Saturnino Rodríguez Riverón


La hormiga escritora muerde la mano del escritor, que entre otras cosas, ha escrito textos semejantes a esa misma mordida. ¿ Por qué?, pregunta el escritor. Porque tú no eres una hormiga para escribir como mi mordida, grita la hormiga. Y tú no eres tan escritora para morder como escribo yo, alega David. Y antes de aplastarla con el pulgar, recomienda al autor limpiar el texto: Hay demasiadas hormigas y escritores.

Última pregunta - José Luis Vasconcelos


—¿Nuestra vida transcurre dentro de una pecera? —inquirió tristemente Jonás a la ballena, tan sólo un segundo antes de que los dientes de ésta trituraran su cuerpo.

—Puede ser —respondió con pesar el cetáceo; los restos de Jonás ya se mezclaban entre los ácidos gástricos que burbujeaban sobre el cráter de aquel volcán a punto de hacer erupción.


Tomado de: http://rojanota.blogspot.com/

domingo, 24 de octubre de 2010

Defensa Kafkiana, Variante Sahara – Sergio Gaut vel Hartman


El eximio mentalista Jorge Luis Borges vagaba entre las dunas de un tormentoso desierto. Se intuía perseguido por un alfil negro, pero no lograba recordar las leyes del ajedrez, si alguna vez las había conocido. Soñaba con finales perdidos, y temía despertarse convertido en un monstruoso insecto de muchas patas, ridículamente pequeñas, tumbado sobre su espalda dura, repudiado por sus parientes y abandonado por sus afectos. En el sueño él no se llamaba Borges, sino Joseph K. No tengo escapatoria, refunfuñó el mentalista; estoy entrampado en una situación kafkiana. Careciendo de otras alternativas viables, y sabedor de que no despertaría fácilmente, decidió invocar a Caissa sin dejar de correr. Aunque era ateo, ella lo salvaría o no, vaya uno a saber, pero mientras se mantuviera dentro del sistema cabía la posibilidad de jugar otra partida.

Acerca del autor:

Delicatessen - Javier Ortiz León


Un niño juega en el jardín mientras sus padres lo ven a través del amplio ventanal. El niño lanza su pelota al cielo. Cuando regresa al suelo se escucha un gran estallido. Los padres salen, se tienden sobre el pasto reptando, y comienzan a devorar los jirones de carne desperdigados aquí y allá.

Animales extraordinarios – Héctor Ranea


Enamorarse de animales suele considerarse perversión sólo en el caso de llegar al contacto sexual con el ejemplar a disposición. Esto rezaba en la salidera de la nave inminentita pero toda vez que desembarcaban en planetas de la galaxia, debían encarcelar a los piratas que traían las huellas de dichos contactos con los seres visitados. El mayor escándalo ocurrió cuando, en una de sus tantas visitas a Tierra, pusieron la nave cabeza abajo los contactos sexuales entre el primer comandante (traducción libre) y una hembra muy carnosa, con redondeces bellas y de cien toneladas. La Stygiomedusa estaba muy feliz después del coito a juzgar por el apetito con el que devoró a varios ocupantes y ocasionales compañeras terráqueas. Se salvaron pocos y de milagro por una falla que hizo perder el agua en el habitáculo. El primer comandante fue la primera víctima. El amor, cuando quiere, mata sin fronteras.

El banquete de Robinsón - Serafín Gimeno


La mañana de un viernes, Robinsón descubrió el hilo vaporoso de una fogata en el extremo de su isla, no muy lejos, a sotavento. El humo de la combustión le trajo un aroma a carne sazonada. Se armó con su arcabuz y fue a averiguar el motivo de la barbacoa, qué se celebraba y quién organizaba el banquete.
Apostado en la selva, descubrió a sus vecinos antropófagos en la playa, ocupados en el sacrificio y cocción de varios condenados. En grandes fuentes, los cocineros servían las partes troceadas y condimentadas sobre una mesa en torno a la que se sentaban el rey caníbal y su séquito. El monarca descubrió a Robinsón oculto en la floresta y mediante gestos le invitó a sentarse a su mesa. Harto ya de tanta fruta, el naufrago aceptó la deferencia. Al fin y al cabo, ¿quién era él para juzgar las preferencias gastronómicas de nadie?

Parásitos interplanetarios - Marcos Zocaro


Con los dos soles escondiéndose por debajo del volcánico horizonte, el último de los insectos voladores inicia un moribundo y espiralado descenso a tierra, sellando así el fin de toda clase de vida sobre el planeta. Ante esto, el comandante de la nave nodriza felicita al resto de las naves, miles y miles que pueblan los cielos de este mundo en llamas, por el éxito de la misión: ya todos los recursos naturales y energéticos han sido consumidos. A continuación, sin perder más tiempo, el líder de los parásitos interplanetarios fija un nuevo rumbo y un nuevo objetivo: ahora la víctima será Betelyún, un planeta gigante que orbita alrededor de la estrella Betelgeuse, un planeta cuya civilización jamás podrá defenderse del ataque del Imperio humano.

*Publicado en el número 104 de la revista MiNatura.

viernes, 22 de octubre de 2010

Desprendimientos cárnicos - Serafín Gimeno

Un día me cayó una oreja, pude enmascarar el asunto con el uso de un sombrero. Al siguiente, fue el dedo anular el que se desprendió de mi mano derecha y al otro, el pulgar de mi izquierda. Tuve que ponerme guantes en pleno agosto. Cuando perdí la nariz, aquello fue más dificultoso. Al principio pensé que sufría de lepra, pero mi psiquiatra me dijo que tenía el ego poco afianzado.

Noé – Fernando Puga

Yo no soy Noé.
No oiré la voz que anuncia la tormenta que acabará con los hombres.
Y no tendría importancia que la oyere, porque aún oyéndola sería incompetente para entender el mensaje.
No. Yo no soy Noé. Yo no estoy loco. A mí no me hablan voces desde el más allá en medio del desierto, ni tengo el poder para reunir tantas yuntas de animales.
Yo no soy devoto, ni obediente, ni sumiso, ni amable, ni bonachón, ni un pan de dios.
Yo no.
Cuando la casa comience a inundarse, entre todos salvaremos la mayor cantidad de vidas y de cosas. Y yo entre todos. Lejos del arca donde Noé preserva la miseria del elegido que abandona a su suerte al desdichado.

Fábula de la pasión- Lilian Elphick

Esto que ves aquí se llama pasión -dijo Fábola, mostrándole a Tigre dos seres diminutos, iguales a ellos, que reían a la luz casi cegadora de la intriga, y que jugaban al corre que te pillo, entre brincos de besos, sin interés alguno en definir lo que les pasaba a esos dos gigantes, iguales a ellos, que los miraban desde el opaco reflejo.

El regalo - Juan Manuel Valitutti

El papá le regaló un gato a su hijo.
Un gato negro.
—¡Como los de las brujas! —anunció el complacido padre.
—¡Ah, son los que caminan en puntitas de pie! —coreó la animada madre.
El niño echó un vistazo al gato y dijo:
—¡Un gato! ¡Un gato! ¡Papá me ha regalado un gato!
El gato echó entonces un vistazo al niño y rumió:
—¡Un niño! ¡Oh, sí, un niño! ¡Me han regalado un niño!

miércoles, 20 de octubre de 2010

Sucesión hereditaria - David Moreno


Éramos como dos gotas de agua, pero el destino quiso que fuera él quien se coronase emperador. Tan sólo unos minutos nos separaban.
Esta noche, cuando el último rayo de sol desaparezca, cuando todo el pueblo aún aclame su nombre, mi sangre teñirá de escarlata el linaje azul de nuestra familia.


Tomado de http://nocomentsno.blogspot.com/

El chimpancé - Alejandro Ramírez Giraldo


El chimpancé se escapó del zoológico y se refugió en mi casa. Me suplicó con la mirada que lo protegiera y que no lo denunciara. Me apiadé de él. Desde entonces el fastidioso animal se ha empeñado en imitar todos mis movimientos. Aprendió a comportarse correctamente en la mesa, cocina modestamente y sus hábitos higiénicos son bastante dignos. Pero me tocó detenerlo cuando también intentó acostarse con mi esposa: inconforme, se sentó a observarnos y a anotar sus impresiones en una libreta.


Tomado del blog: http://www.minicuento.com/

Sobre el autor: Alejandro Ramírez Giraldo

Cuestión de principios – Sergio Gaut vel Hartman


…por eso insisto: mis argumentos para refutar la obscena, escandalosa y aberrante propuesta se apoyan en la nunca refutada ideología que hemos construido a lo largo del tiempo, un entramado conceptual que hunde sus puras e inmaculadas raíces en el fundamento original de los g’kilomb. No hay otra verdad que la nuestra. Si lo que deseamos es atropellar la moral ancestralmente aceptada, adelante, aprobemos el proyecto. Pero si aún conservamos algunos de los nobles e insignes principios que hemos defendido con nuestra propia sangre, rechacemos de plano esta invitación al escarnio y el impudor. Seamos firmes, seamos coherentes. No permitamos que triunfen los alucinados que, en aras de un supuesto progresismo, se dedican a avasallar nuestras sacrosantas costumbres. Pido que sea rechazada con vehemencia la moción presentada, según la cual las hembras de nuestra especie dejarían de ser consideradas animales de reproducción y quedaría prohibida su matanza e ingesta.

Acerca del autor:
Sergio Gaut vel Hartman

lunes, 18 de octubre de 2010

¿Se imaginan? - Juan Manuel Valitutti


En un agujero en el suelo vivía un hobbit…El Profesor estudió lo que había escrito en el margen superior de la hoja. “No está mal”, pensó. Pero entonces vio el 1 (uno) con todo y su firma bajo el nombre de ese estudiantillo, que había tenido la desfachatez de entregarle el examen en blanco.¡Oh, cómo se deprimió! Hizo un boyo con la hoja y la arrojó al cesto, olvidando todo el asunto.Afortunadamente, cuando corrigió el segundo examen, le subió el ánimo: el alumno en cuestión merecía un 10 (diez).

El séptimo hijo varón - Martin Gardella


Despertó sola, temblando, y envuelta en sudor, sobresaltada por un sueño extraño, en el que un lobizón le hacía el amor salvajemente en su propia cama. Logró olvidar aquella pesadilla por algún tiempo. Seis meses después, para sorpresa de los médicos y la partera, dio luz a un pequeño lobo.

Escondida - Claudia Sánchez


No podía soportarlo más. La miró profundamente a los ojos, largo rato, buscando la respuesta que tanto ansiaba, hasta que apareció. Justo en el borde de sus ojos, una niña cristalina jugaba despreocupada en un jardín florido. Entonces supo que había llegado el momento de internar a su madre. Su mente nunca volvería de ese tiempo ni de ese lugar.

Tomado de: http://sanchezclaudiabe.blogspot.com/

jueves, 14 de octubre de 2010

Volver con la mano cambiada - Maria Brachetta


Una tarde de viernes la muchacha se merendó diferente. No pudo creer que junto con el tiempo hayan viajado tantos cambios.
Sentada en forma fetal en la línea de su vida, mirando atrás y adelante, lloraba mientras dudaba haber elegido correctamente. Y es que aunque uno lo desee intensamente nunca se puede volver a ser lo que fue, la pregunta era por qué.
Sin saber cómo seguir, y sin brújula alguna, una leve sonrisa acompañada de una tristeza ahogada le recordaron que antes se encerraba en su cuarto a soñar, y luego lo escribía.
Estaba frente a la computadora y había vuelto a escribir.

martes, 12 de octubre de 2010

Transformación radical – Sergio Gaut vel Hartman


El ejecutivo de una gran empresa descubrió tardíamente que deseaba ser escritor. Abandonó la reunión de directorio dando un portazo, se dejó crecer la barba y repudió a su esposa, con la que acababa de cumplir las bodas de plata. Una semana después, como no estaba satisfecho con la prestación laboral de sus nuevos empleados, despidió a Talento (ausente sin aviso), suspendió a Entusiasmo (que no terminaba de encarar sus tareas) y contrató a un Gerente de Gestión Mediática para que manejara al Ghost Writer de turno; los fantasmas le producían una tremenda impresión y prefería no tener contacto con ninguno de ellos.

http://grupoheliconia.blogspot.com/2010/11/sergio-gaut-vel-hartman.html

domingo, 10 de octubre de 2010

De trampas – José Luis Vasconcelos


La humedad pestilente sobre sus labios abolió ese sueño de siglos. Pudo mirar a quien había roto su encantamiento, pero no: esfinge se mantuvo.
Piel y oídos eran ojos. Las aves cantaban y sobre su nariz un aliento asqueroso, inaguantable. Manos ávidas palparon sus piernas, pero una temblorina incrementó su desconfianza. Sostuvo la postura pétrea.
Cuando Bella intuyó que estaba sola, abrió los ojos: rió como posesa, aún oyó los sollozos del viejo corcovado, cuya silueta se fundía con la niebla.

Desmentida oficial – Héctor Ranea


La Comisión Internacional de Leyendas Áureas declara que mucho de lo escrito respecto del Ave Fénix es tan verídico como las Aventuras del Capitán Nemo. Si bien el Fénix existe, constituye una especie en buena salud en tanto tal. Se aclara que sí posee el extraordinario don de conocer con antelación la fecha de su muerte y una pasión por los espectáculos de prestidigitación, aunque no posea dedos. Así, cuando sabe que morirá, cada ejemplar elige un escenario convincente y un hijo sustituye al padre en el momento del tránsito sin retorno. Se cree que un humano presenció, sin autorización, uno de dichos actos en el que procedióse a reducir a cenizas al ave, mientras un vástago cubría su ausencia creando la impresión de cierto tipo de inmortalidad, dando lugar a la leyenda de marras. Queda pues, desmentida la especie.

Vacío perfecto – Sergio Gaut vel Hartman



Se asomó a la ventana decidido a suicidarse. Pero lo que vio fue tan esclarecedor que cambió de opinión: en la ventana alguien había escrito un puñado de palabras. Se estremeció al leerlas. “El escritor se asomó a la ventana decidido a suicidarse pero lo que vio no le permitió hacerlo. Alguien había escrito un puñado de palabras estremecedoras en el vidrio. A nadie se culpe por mi suicidio. Soy plenamente consciente de que si alguien hubiera encontrado el puñado de palabras a las que hago referencia, también habría tomado la decisión de asomarse a la ventana y arrojarse al vacío”.

Acerca del autor:
Sergio Gaut vel Hartman

miércoles, 6 de octubre de 2010

Estrellita, estrellita - Daniel Santos



No podía dejar de mirar la estrella que le acababan de regalar. Un solo vistazo había bastado para que quedara absorbida bajo su poderosa influencia.

—¿Estás diciendo que es toda mía?
—Según este papel, así es.
—¿Y le has puesto mi nombre?
—Exacto
—Es preciosa… Y seguro que es enorme.
—En realidad es ligeramente menor que nuestro sol. Se trata de….
Pero ella había dejado de escucharle hacía rato. Ahora mismo toda su atención estaba centrada en ese pequeño punto luminoso que tan feliz la había hecho.

No pasa nada - Raúl Sánchez Quiles


¿No escuchas ese ruido? Parece que alguien ha entrado en la casa. No te levantes. Tápate con la sábana. Aquí, en la cama estaremos seguros (Mientras acaricia su pelo, desliza una mano hacia la mesilla de noche. Abre la gaveta y saca su pistola. Siempre está cargada y nunca tiene puesto el seguro). No llores, no pasa nada. Tú espérame aquí, bien tapada, que yo vuelvo enseguida (Sabe que ya tocó que lo vinieran a buscar, pero duda entre luchar o rendirse. Primero apunta al bulto sobre la cama y luego se mete el cañón en la boca. Repite el movimiento tres veces de forma mecánica, como si quisiera memorizar el último gesto de sus vidas).

La pluma decapitada – Héctor Ranea


El pájaro tardó años en cubrir su cola de plumas. Un adorno en cada una de ellas les hacía irresistibles para las hembras y no habrían de permitir que uno imperfecto las tocara. Cada pluma terminaba en un pájaro idéntico al que ellas buscaban y en cada pluma de las plumas de aquella miríada de pájaros, cada uno tenía las plumas terminadas en pájaros. La serie terminaba en nanopájaros con plumas tan pequeñas como los átomos. Un desarreglo mínimo, un temblor de la incertidumbre, un sacudón angular y la cabeza de una pluma en escala nanométrica fue reemplazada por una flor en la misma escala. En ese instante el pájaro, en plenas nupcias, notó que un tirón lo fue agrediendo. Cada pluma se transformó en una flor también decapitada. La hembra mira esa flor, derrama una lágrima, pero debe continuar la búsqueda de su pareja sin sentimentalismos.

De la serie "Bestiario"

Gris y marrón - Leticia Barbieri


Era gris y marrón, casi de tierra. Para las ocasiones, azul (tierra bajo la lluvia). Era unos ojos tristes en el espejo de agua, entre el trapo rejilla y la plancha engrasada del churrasco. Era las manos ásperas, calientes, coloradas y, a modo de manguito, el estropajo. Era el domingo a misa, la mujer en su casa, los ravioles de la vieja, la camisa planchada, los zapatos lustrados como espejos. Era, si, pero un día, refregando en la tabla el jean del mayorcito, descubrió la primera; y al día siguiente sacando telarañas, otras tres, y después otras diez cuando, para ducharse, se desnudó en el baño. Algunas rojas, otras amarillas, verdes, azules, livianas, suaves (las plumas), la cubrieron. Nadie la vio (nadie la veía). Después patas y pico; y de pronto, las alas. Aquella mañana en el balcón, parada en la baranda, animó un aleteo y aprovechando una corriente cálida ascendente, levantó vuelo. Y se fue alejando suavemente, casi dulcemente, hasta perderse en la inmensidad fatal de su infortunio.

Con autorización de la autora, extraído de http://serenaclara.blogspot.com/

lunes, 4 de octubre de 2010

Método infalible para determinar... - Saturnino Rodríguez Riverón


Para evaluar prosa, poesía, literatura en general, colocar el libro en cuestión al borde de la taza del baño. Si permanece inmóvil, es posible aún pensar en su salvación. Pero si por imantación, simpatía o afinidad, cae hacia dentro, donde sobrenadan las excrecencias, entonces es mejor desecharlo, el libro es una mierda.

Imagen: Oriental Pages - Page 47, de malikanas en deviantArt

Micrómano vs. abulómano - David Baizabal


El micrómano se dio cuenta de que había escrito una enorme cantidad de microrrelatos y sufrió un trastorno mental. El psiquiatra no sabía qué pedirle al paciente: hacer un mínimo esfuerzo para que todo volviera a ser como antes, o hacer todo lo posible para obtener un resultado mínimo favorable.

Imagen: Oriental Pages - Page 54, de malikanas en deviantArt

Brindis - Claudia Sánchez


Una sonrisa se dibujó en su rostro. Los aplausos comenzaron y todas las luces convergieron en nuestra mesa. Había pasado apenas un minuto desde que mencionaron a las ganadoras, cuando todos brindamos por el triunfo de las dos mejores. Ella seguía sonriendo y bebía. Pero en una fracción de segundo, noté una chispa especial en su mirada mientras su compañera se desvanecía. Entonces supe que el premio a la mejor prestidigitación femenina no podía compartirse.

Tomado de: http://sanchezclaudiabe.blogspot.com/

Imagen: Oriental Pages - Page 64, de malikanas en deviantArt

Vaya escena - Óscar Román Alconada


Me dices que cuando abrazas a mi novia no sientes nada. Que cuando la besas, es como si besaras una estatua. Que cuando haces escenas de sexo, no sientes nada porque estás rodeado de cámaras. Pero, ¿por qué ensayas con ella, si es la maquilladora?

Tomado de http://oscarroman.com/

Imagen: Oriental Pages - Page 41, de malikanas en deviantArt

viernes, 1 de octubre de 2010

Arte - Sebastián Chilano


En medio del barrio más antiguo y más viejo de la ciudad mataron a un travesti. No lo mataron, lo descuartizaron. Lo cortaron en pedazos: dedos por un lado, muñecas por otro, y después codos, hombros, caderas, rodillas, vértebras, veinticuatro costillas, ojos, hígado, riñones, siete metros y treinta y tres centímetros de intestino delgado, oídos, aorta, corazón, cerebro, cerebelo y un solo pezón. Con la misma precisión lo volvieron a unir. Dos vértebras y entre medio de ellos el riñón, la aorta seccionada al medio y sobre ella las uñas en hilera, cosidas con el pelo y la cejas.
Un hombre joven confesó el crimen y fue condenado al destierro. También ganó el premio de la Bienal de arte costumbrista.

Tomado de Prometheus http://www.pmdq.com.ar/