lunes, 7 de febrero de 2011
Ascensión - José Manuel Ortiz Soto
El hechicero acaba de morir. Los jóvenes varones de la tribu reclaman para sí la vacante. Según milenaria tradición, el elegido será aquel que devuelva al viejo y carcomido rostro del difunto la juventud perdida.
Tras cada intento fallido, uno a uno los aspirantes son sacrificados. Ungido con la sangre derramada en la hecatombe, un nuevo y apuesto hechicero resucita.
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3 comentarios:
El photoshop de la sangre...
Que manera de perpetuarse, por supuesto es anterior a Dracula. un abrazo y excelente Rub
Titán: los vencedores siempre tienden a justificar sus actos. Un saludo.
Sendero: pues desconocemos si en el principio de los principios los antecesores del conde más famoso ya andaban por ahí, haciendo de las suyas. Saludos.
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