sábado, 14 de abril de 2012

La funeraria - Carla Dulfano


Trabajaba en una empresa funeraria.
La viuda del millonario Filomenti me extendió un cheque, advertí que había cinco ceros; se lo arranqué de la mano y lo guardé en un cajón.
La morgue estaba de paro y no me permitían sacar al difunto. ¡Necesitaba un muerto o perderíamos el cheque!
Fui a otra casa de velatorios, estaban velando a un tal López.
-En la funeraria de la otra cuadra estamos promocionando velatorios -le dije a la Sra. López-, es gratis.
Mudamos el féretro de López a mi funeraria.
-Por fin traen el cajón –dijo la Sra. Filomenti-. ¿Quiénes son las personas que la acompañan?
-Eran empleados del Sr. Filomenti -contesté.
A medianoche, las dos viudas se fueron conformes.
Mi jefe dijo:
-Usted está despedida -y me arrojó el cheque de la Sra. Filomenti.
Tenía seis ceros en vez de cinco. ¡La primera cifra también era un cero!

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