lunes, 3 de octubre de 2011

El cuerpo – Héctor Ranea


Francamente, los bichos de ocho patas me asquean. No sé cómo hacer para evitar las arcadas. Es como si fueran alienígenas, encima: artrópodos. No hay uno que tenga, como a mí me gustan, las piernas contorneadas por músculos. Si por lo menos tuvieran… pero no… no hay. Revisé todas las enciclopedias, incluso las medievales, revisé todo libro, abierto o cerrado, leído o sin leer por siglos y no. No existen, con alas no existen. Así que ahora, frente a esa araña hembra, no me queda más que cumplir mi destino, acoplarme a ella, para eso se supone que estoy, por más que me rebele. Ser una mariposa en el cuerpo de una araña es demasiado duro para mí, tengo que disimular.

No hay comentarios: