viernes, 6 de abril de 2012

Alfonsina - Flor Marina Yánez


La humedad y el ahogo le anuncian el inminente ascenso de la marea. El calor, antes insoportable, comienza a sosegarla. Cierra los ojos e intenta evocar el momento del naufragio. En su lugar encuentra una luz esquiva, recóndita, inasible; y a lo lejos el murmullo del oleaje, en el que a ratos, cree escuchar algo que suena como su nombre. Asfixia las voces apretando con esfuerzo sus manos contra los oídos y se abandona al abrazo final de la corriente. El agua mana ahora de arriba, como cascada, de los ojos de una adolescente que aprieta con violencia a una mujer desnuda en una camilla de hospital de pueblo. —Envenenamiento —le dice la enfermera de guardia a la vieja que hace una hora no para de murmurar para sí, algo que suena como un nombre.

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