martes, 1 de abril de 2014

Protesta - Christian Lisboa


Setecientos mil perros coparon la Gran Avenida, seguidos desde las veredas por las cámaras de Metrópolis Tevé. El gran Can exigía entrevistarse con el gran Jefe. El gobierno respondió con gases lacrimógenos y balines. Los quiltros se reagruparon en medio de las calles, interrumpiendo el tránsito y mordiendo a los policías. La ciudad era un caos, en todas las comunas se replicaba el movimiento. Comandos espontáneos de perros destrozaban los neumáticos de los coches públicos. Luego, comenzaron los saqueos. En cinco minutos un supermercado era arrasado, en seguida la acción se repetía a kilómetros de distancia. Finalmente, el presidente abandonó su despacho y accedió a entrevistarse con el Gran Perro Negro. Pero éste no quiso recibirlo. Su objetivo era dialogar con el verdadero Jefe, la mascota de la casa de gobierno. Sin intermediarios.

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